¡ya Basta!

2

[...]

 

-No por favor, me duele ¡Ya no quiero!- se oían gritos de la parte trasera de los viejos salones, esta área era restringida, rápidamente Vera se acercó hasta donde provenían esos gritos, pero al llegar solo encontró a Ingrid quien sollozaba, estaba tirada sobre el suelo. -¡Ingrid! ¿Qué ocurrió? ¿Qué tienes?-

-El volverá, tienes que irte- susurro. -¿Quién? No puedo dejarte así, te ves muy mal- Vera no se iría sin Ingrid. –No puedes hacer nada, ¡nadie puede hacer algo por mí!-

-Todos me ignoran, nadie me presta atención, vete y déjame sola como todos lo han hecho, omite esto-

Sin embargo, cuando Vera estaba se debatía entre si traer ayuda o ayudarla aquí, entro el autor del sufrimiento de Ingrid, con una sonrisa perversa y malévola se acercó lentamente. Vera retrocedía y temía que el hiciera algo. –Ingrid te deje en claro que si decías algo, sufrirías consecuencias, pero veo que trajiste a alguien con quien quiero divertirme- dijo con una sonrisa ladina y macabra. –Vera vete de aquí ¡ya!-

Vera intento escapar, pero este hombre la impidió, no era más que un cuidador de los edificios de la escuela, el encargado de la limpieza, tenía acceso a toda la escuela y absolutamente nadie lo cuestionaba ya que se mostraba como un buen hombre, digno de respeto y apreciación.

Y cuando estaba a punto de tocar a Vera, Ingrid lo golpeó fuertemente en la cabeza a pesar de ser pequeña había juntado el valor necesario, no permitiría que alguien más pase por el sufrimiento que ella soportó, tan solo 11 años y pasar por este sufrimiento era duro.

Juntas escaparon, salieron de la escuela sin embargo Ingrid estaba adolorida, cada paso era un martirio, tanto dolor, sin duda estaba marcada, pero la esperanza vino cuando Vera fue a su rescate.

-Solo un poco mas Ingrid- dijo cansada. Se dirigían a la casa de Vera, ya en la puerta Ingrid desmayo.

Vera toco la puerta con desesperación, y esta fue abierta por su madre que al verla se asombró.

-mi niña ¿no deberías estar en tus clases?-

-Mamá…- dijo para abalanzarse a los cálidos brazos de su madre y llorar, su madre al ver la reacción de su hija la abrazó. –¿Qué ocurre mi niña?- su madre comenzó a preocuparse.

Ya mas tranquila y aun con lágrimas en los ojos Vera respondió… -Es Ingrid ella esta mal… mamá por favor ayúdala- suplicó.

Su madre se acercó a donde su hija había indicado y en ella encontró a una niña desmayada, rápidamente entraron con ella a su casa.

Vera le conto que es lo que había sucedido mientras su mamá detenía la hemorragia. –¿Cómo es posible esto ocurriera?-

La mamá de Vera llamo a una ambulancia. Ingrid fue atendida al llegar al hospital, llevada por emergencias. Las horas transcurrían y aun no se sabía nada sobre Ingrid, finalmente el médico a cargo apareció y les comunicó que Ingrid estaba estable. Los padres de la niña llegaron desconcertados y preocupados.

Una vez que Ingrid despertó, fue interrogada por una señorita muy atenta y dulce.

-Mis papás ya no me prestaban atención, cuando llegué a esa escuela, no hablaba con nadie hasta que él se acercó a mí, dijo que yo era importante para él, que me quería y que yo era bonita, me sentí bien ya que en casa no estaban mis papás y me sentía sola. La primera vez fue una caricia acompañada de una bonita frase y al final él me daño- la voz de Ingrid se entrecorto al mencionar aquello, no quería recordarlo porque era muy doloroso. Aquella señorita se acercó a abrazarla. Sus padres entraron a verla y se disculparon por no estar mucho con ella y prometieron que nunca mas la dejarían. Atraparon al culpable. Desde ese día Vera se convirtió en una persona especial para Ingrid.



#19806 en Otros
#5820 en Relatos cortos

En el texto hay: secretos dolor tristeza

Editado: 07.10.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.