Ya no más soledad.

Capitulo 5.

 

CAPÍTULO V.

 

Helena mira las luces brillar de la cuidad desde su departamento, era viernes por la noche y estaba sumida en sus pensamientos, tan solo estaba un mes en su nuevo instituto y ha disfrutado como nunca, aún su mente no asume que tiene amigos, amigos tan leales pese a su personalidad, después esta ese muchacho por el cual no ha dormido bien, de tan solo tener cerca a Dante sus manos sudan, su corazón palpita frenéticamente y esas horribles cosquillas que siente en su vientre, y para rematar descubre a Dante mirarle durante las clases, quizás consultar con una de sus amigas íntimas para saber las razones de su sentir, con el fin de semana ya pasado el lunes llego pronto, las primeras clases pasaron rápidamente, fue con una de sus amigas íntimas.

 

- Iris. ¿Puedo preguntarte algo?

- Claro dime. Le responde ella muy jovial.

- Es que bueno yo, me pasa algo extraño cuando estoy cerca de una persona, me sudan las manos, mi corazón late muy rápido y mi estómago me da cosquillas. ¿Es algo malo?

- Amiga que tierna eres. Le responde su amiga sonriente.

- ¿Porqué? Dice sin saber.

- Todos tus síntomas que manifiestas por esa persona solo tiene un nombre, y es enamoramiento.

- ¿Que? Cuestiona.

- Amiga se nota que nunca te has enamorado, pero se valiente y dile tus sentimientos a Dante.

- ¿Como sabes que se trata de él? Dice bastante apenada.

- Cuando estamos en clases me di cuenta, tu cara habla por ti y creó que Dante está loco por ti.

- Eso no puedo creerlo, pero es verdad me gusta mucho. Responde finalmente.

- Ánimo amiga tú puedes.

 

El receso termino, y el comentario de Iris la dejo marcando ocupado, ¿qué Dante gustaba de ella?, para ella es imposible de creer, al ingresar a su última clase ve a su compañero y pudo percibir un pequeño sonrojo en sus mejillas, ella también debe estar sonrojada, Dante provocaba muchas cosas en ella, pero es tan difícil hacer que el muchacho hable, lo ve a hablar con pocos de sus compañeros, las clases ya terminaron era hora de volver a casa, pero antes de que alguien saliera del aula, una de sus compañera se alzó para llamar la atención.

 

 

- Chicos atención por favor, este sábado es mi cumpleaños y están todos invitados.

- Si fiesta. Grita uno de sus compañeros.

- Bueno eso es todo, espero contar con todos, no se preocupen por el regalo.

- Helena. ¿piensas ir? Le pregunta Iris.

- No lo sé, no hablo mucho con ella. Responde.

- Vamos amiga, Kendall es simpática, vamos juntas. Le suplica su amiga.

- Esta bien Iris.

 

Tal cual prometió ahí se encontraba, en ese sábado por la noche, en la casa de la cumpleañera acompañando su amiga, había demasiada gente para su gusto, de hecho le gustaría estar en casa leyendo unos buenos libros, que fueron sus únicos amigos desde su infancia, bueno hasta ahora, el cambio le hizo bien porque ella también se siente diferente, su personalidad tan fría de a poco se está descongelando, caminaba un poco aturdida por el bullicio de la música y de los adolescentes, así que fue en busca de un lugar tranquilo, sin darse cuenta que es seguida.

 

Fue por la parte trasera de la casa, no había nadie por ahí, la música no se escuchaba tan fuerte, la casa estaba en una colina, era hermosa y a estar en altura daba vista hacia la cuidad, dio un fuerte suspiro hasta el momento sus padres han llamado para saber cómo se encuentra, pero la llamada dura tan poco como le gustaría, ahora más que nunca deseaba sentirse querida, apoyada en la reja de la casa miraba las luces de la cuidad, hasta que una mano se posa cerca de ella.

 

- ¿Porque estás aquí sola? Alguien pregunta detrás de ella.

- Dan, Dante. Tartamudea. “¿Por qué tartamudeo?”. Eh solo buscaba un lugar tranquilo. Logra responder.

- También yo, no suelo ir a fiestas, no me gusta el bullicio. Le dice él.

- Ah mí me gustaría estar en casa leyendo un buen libro.

- Siempre te veo en la biblioteca del instituto. Dice obvio.

- Me encanta leer, siento ser tan aburrida.

- No me lo pareces, pero eres tan indescifrable para mí. Le dice con una sonrisa.

- ¿Como? Pregunta sin entender.

- ¿No lo ves cierto? Me gustas mucho Helena. Le suelta sin rodeos.

 

Acaba de oír bien ¿cierto?, no puede ser debe ser mentira, o tal vez una broma de mal gusto, pero todo cobro realidad cuando los suaves labios del muchacho se posaron en los suyos, su primer beso, estaba dando su primer beso, su corazón está a punto de tener un paro, el beso es algo torpe pero lleno de amor, el amor que logra cambiar a las personas, incluso a las frías de corazón.




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