Ya no más soledad.

Capitulo 13.

CAPÍTULO XIII.

Helena iba en taxi hacia el hospital, estaba muy nerviosa por no saber que le esperaba, que es exactamente lo que paso con Dante, simplemente la angustia la estaba matando por no saber nada, estaba fatigada incluso sudaba frío y tiritaba, estaba impaciente por llegar y miraba desde la ventanas las calles, sin dejar de derramar lágrimas en sus mejillas, hasta que divisa el hospital cuando llega baja a toda prisa, corriendo al área de emergencias, ve a la madre de Dante sentada con su rostro lloroso a más no poder, camina hacia ella divisando que también estaba el hermano pequeño de su novio, con su carita roja e hinchada de tanto llorar, se acercó a ambos, deseando tener el poder de consolarse mutuamente.

 

- Señora Melany. Dice ella acongojada.

- Oh Helena que bueno que estas aquí. Abrazándola.

- Vine en cuanto supe. ¿Qué le paso? Suplicando con la mirada.

- Venia de vuelta de su trabajo, y choco con un ebrio se golpeó en la cabeza. Le responde la madre.

- No puede ser.

- Hay que esperar que dice el médico.

 

Las horas transcurrieron y era de madrugada y aún no reciben noticias de Dante, a Helena se le estaban comiendo los nervios, el pequeño Jake yacía dormido en los brazos de su madre, miraba lo tranquilo que duerme, en cambio su suegra estaba ya con ojeras, el cansancio ya estaba haciendo mella en ambas, pero ninguna se iba a mover del hospital hasta saber de Dante, fue cuando un médico llama a la familia de su novio, Helena toma a Jake en brazos para que su suegra hable con el médico.

 

- ¿Usted es la madre? Le pregunta el médico a cargo.

- Si dígame doctor. ¿Es grave? Le pregunta preocupada.

- No, hemos logrado estabilizarlo, debemos a esperar a que despierte para verificar si tiene secuelas.

- Está bien doctor. ¿Podemos entrar a verlo? Pregunta.

- Si, pero con prudencia por favor. Le pide como favor.

- Si doctor Gracias.

- Bien es por aquí.

 

El médico las llevo hasta una sala donde atienden a más enfermos, Dante estaba vendado de la cabeza y estaba dormido, Helena a verlo en ese estado no evita derramar lágrimas, con cuidado se acerca hasta su novio depositando un dulce beso en sus labios, todo bajo la atenta mirada de curiosos, y bajo la mirada de orgullo de su suegra, que vio aquel gesto y le demostraba la buena mujer que es Helena, ella también se acerca a su hijo y le acaricia una mejilla, luego de tantas horas en el hospital y saber que Dante estaba bien decidieron ir a descansar a la casa de su novio.

 

- Helena puedes dormir en la habitación de Dante. le dice.

- Gracias señora. Ella agradece.

- No hay porque, eres una buena mujer Helena. Le dice orgullosa.

- Usted también lo es.

- Gracias por pensar eso de mí.

 

Es extraño no dormir en su cama, pero el olor en la cama de Dante es como un sedante para ella, estaba durmiendo muy tranquila, mañana seria otro día y Dante estará mejor, no le importaba no irse al viaje planeado, hay mucho tiempo para eso, empezó a sentir la calidez que necesitaba para dormir, cuando ve al pequeño Jake entrar a la habitación, "debe estar asustado, Dante me dice que viene a él cuando tiene miedo", ella sonríe por el gesto del pequeño, abre un poco la cama para que el pequeño entienda que es bienvenido a dormir con ella, Jake se abraza fuerte a ella con sus pequeñas manitas, se quedaron dormidos no eran necesarias las palabras.




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