Yo Elijo

Capítulo 2

Toro, a regañadientes, aceptó que la jovencita fuera al cine con Peter y el resto de la pandilla, no sin antes darle mil recomendaciones a Marianita.

— Estás muy chiquita para andar noviando. — Le repitió mil veces haciendo que la niña sólo suspirara y pusiera los ojos en blanco. — Además, es hijo de los patrones, no olvides que nosotros somos sus empleados. No te hagas ilusiones con él.

— Papá. — Se atrevió a contestar. — Ni es mi novio ni va a serlo.

— Más te vale. — Dijo el hombre mientras entraba al estacionamiento del cine.

Vieron al grupo de jóvenes junto a la entrada del cine y Toro acercó su auto hasta allá. Marianita le dio un beso en la mejilla antes de bajar.

— Gracias papi, te veo luego.

— Vengo por ti. — Dijo él.

— Buenas tardes Toro! – Saludó Peter acercándose al auto y agachándose frente a la ventana del pasajero. — ¿Cómo está?

— Bien muchacho. Gracias. — Dijo el hombre asintiendo. — Te encargo mucho a mi niña, por favor ¿A qué hora paso por ella?

— Mi mamá va a venir por nosotros en la Van, queremos ir a cenar algo saliendo de aquí. Si está de acuerdo en que Mariana nos acompañe, se la pasamos a dejar a su casa.

Toro lo sopesó un momento y luego asintió.

— Serás el hijo de Pedro Solano y la niña Carito; y sobrino de mi patrón, pero pórtate bien con mi hija o te descuartizo ¿Estamos?

El joven soltó una pequeña carcajada.

— ¡Por supuesto que me voy a portar bien! Váyase sin pendiente.

Toro asintió y arrancó el auto saliendo del estacionamiento.

Peter se acercó y besó a Mariana en la mejilla.

— ¡Hola becerrita! — Sonrió tomándola del brazo y llevándola hacia donde estaba el resto de los jóvenes. — Discúlpame por no haberte saludado antes.

— ¡Hola Mariana! — Se acercó Ricardo, el primo de Peter a saludar. Era un joven un par de años mayor que ellos.

— ¡Hola Ricardo! ¡Qué gusto verte! ¿Viniste de visita?

— Sí y no. — Dijo este besando en la mejilla a la joven. — Me vine a inscribir a la escuela. Voy a estudiar aquí el bachillerato y me voy a quedar a vivir en la casa de mis tíos.

— ¡Oh vaya! ¡Me va a dar gusto verte más seguido!

— ¡Hola bece! — Se acercaron las trillizas Lavalle y la besaron en la mejilla.

— Hola Mariana. — Saludó Marcos, el hermano de Peter.

— ¡Bece! — Llegó corriendo Carlitos, el trillizo Lavalle y también la besó en la mejilla.

Marianita saludó a todos.

— ¿Por qué la invitaron a ella? — Se escuchó una voz.

Mariana giró sorprendida y descubrió a Luna, la hija del abogado Raúl y doña Marta, la amiga de su patrona, quien la miraba con disgusto.

— ¡Hey tranquila! — Dijo Peter acercándose a Mariana y pasándole un brazo por los hombros. — Yo la invité ¿Cuál es el problema?

— La invitamos todos. — Dijo Ricardo frunciendo el ceño. — El plan estaba hecho desde hace días.

— ¡Cierto! — Dijo María Luisa. — Desde que llegó el primo Ricardo habíamos dicho de venir todos al cine e invitar a la becerrita.

Los demás sólo asintieron y empezaron a caminar hacia la taquilla

Luna sólo puso los ojos en blanco y negó con la cabeza con evidente fastidio, sorprendiendo una vez más a Mariana por recibir tal desaire. ¿Pues qué le pasaba a Luna? Se conocían desde niñas, aunque Mariana era 2 o 3 años mayor que ella. La hija del abogado siempre iba a casa de los Lavalle; incluso habían llegado a jugar juntas con las trillizas y ella.

— No le hagas caso. — Le murmuró Peter. — Nos obligaron a traerla, ella y sus papás estaban de visita en casa de mis tíos cuando llegamos por mis primos para venir acá y pues, nos hicieron invitarla.

Mariana sólo asintió y no respondió nada.

Una vez en la taquilla, todos los chicos empezaron a elegir una película de acción. Cuando Luna empezó a exigirles que vieran una de romance.

— Habíamos quedado de venir a ver esta. — Dijo Ricardo molesto.

— ¡Pero esa película es muy violenta! — Exclamó Luna haciendo pucheros.

— ¡Pero es la que queremos ver todos! — Dijo Carlitos poniendo los ojos en blanco.

— ¿Verdad amigas que es mejor la romántica? — Dijo Luna a las trillizas tratando de buscar su apoyo.

— Quizá. – Dijo María Graciela. — Pero yo también quiero ver la de los superhéroes.

— Y yo. — Dijo María Luisa.

— ¡Oigan, pero...! — Empezó a protestar la chica cuando la interrumpió un muy enojado Marcos.

— ¡Oye Luna ya déjate de berrinches! ¡Nosotros ya teníamos el plan de venir a ver esta película y tú ni invitada estabas!

La chiquilla se puso totalmente colorada y ya no dijo nada más, pero estuvo todo el rato mal encarada.




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