Yo era la emperatriz

♚ Capítulo II: Bienvenue a México ♚

 

 

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C A P Í T U L O  2: 

BIENVENUE A MÉXICO.

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"Sé bien recibido, no te esperaba pero tampoco me desagradas; solo no te quedes mucho tiempo porque me acostumbro rápido y olvido lento."

 

【♔】

 

De nuevo en un sueño.

Desde la última vez ya no soy capaz de verme en el avatar sino que directamente lo poseo y sigo con una pauta establecida.

—Hermano, ¡me diste tu palabra! —me quejé caminando por unos grandes pasillos de mármol, detrás de un adulto joven que rondaba en los veinticinco años, de cabellos rubios lacios que le caen por encima a los hombros; logro alcanzarlo y tomándolo por sus ropajes provoco que se gire, mostrándome esos característicos ojos violetas que en este tiempo ya me resultan normales.

—Isolde, no seas caprichosa —me reprende—. Sabes que estoy tomando mis clases de sucesión y la importancia que esto tiene para el ducado.

—Pero es la primera vez que voy al palacio Sole, ¿qué tal si conozco a alguien conveniente para el ducado?

—¿Acaso te interesa el segundo príncipe imperial? —cuestionó incrédulo haciendo una mueca apática.

—¡Claro que no! —exclamó— Con todo lo que dicen de él, ni siquiera deseo verlo en pintura.

—Me alegro que lo digas porque tampoco es de mi agrado —menciona—. Pero si el no es tu objetivo, te aseguro que no hay nadie más que pueda ser de ayuda, desafortunadamente.

—No puedes estar tan seguro —murmuro cruzando los brazos.

—Puedo, ¿te olvidas que soy el sucesor? —sus perlas violetas me escudriñan con severidad—. En esas clases, que quieres que me salte solo para acompañarte a comprar un vestido, es donde aprendo a hacer verdaderas conexiones que no dependan en simples fiestas de té.

—Si le digo a padre que te dé permiso seguro no habrá inconveniente, luego te pones al corriente —propongo con convicción.

Él exhala airado.

No comprendo bien lo que pasa, aún si Isolde se comporta como una preadolescente ignorante, ¿no está sobre reaccionando?

—Pronto cumplirás catorce años y te convertirás en una señorita. Comienza a comportarte como tal —expone inexpresivo.

—Yo... —vaciló olvidando cómo continuar.

—A pesar de que seas la más pequeña, es tiempo de que entiendas que el mundo no es color de rosa y no todo se te dará en bandeja de oro —sentencia. Con cuidado suelta mi mano que está aferrada con fuerza a su gabardina y se marcha sin mirar atrás.

Observo mi mano que sigue estirada, un hormigueo recorre mi palma y la cierro en un puño impotente.

—Hermano, eres tú quien no entiende —mascullo afligida—. Si supiera lo que sé, si por una vez en la vida te dignaras a verme distinto a una carga que cuidar y me escucharas, tú...

 

【♔】

 

El sonido estruendoso de la alarma atraviesa mis tímpanos despertándome abruptamente.

Abro mis párpados con pausa, rememorando lo que acabo de soñar, tomo mi celular que está abajo de mi almohada para apagar el sonido chirriante y abro mis notas para escribir lo que he soñado esta vez.

Decidí guardar un historial lo más detallado posible de mis sueños algo así como un diario, aunque prefiero llamarlo bitácora de sueños.

Hoy es el día en el que conocería al hermano de madre, tío Fito, junto con su familia, a lo dicho por mi madre ya llevaban tres días por este lado del charco. Me comentó que no se presentaron antes debido a que querían acostumbrarse al cambio de horario y recuperarse del jet lag(1), al igua que previo a su llegada ya habían preparado su vivienda y enviado los muebles.

Salí de la cama fui con dirección a la puerta, la abrí y grité:

—¡Madre, ya me desperté!

Esperé unos segundos y desde abajo escuché su respuesta.

—Okey cariño, arréglate rápido y baja a preparar el atole porque la familia no tarda en llegar.

La familia.

Hace tiempo que no escuchaba esa palabra en una oración para referirnos a nosotros mismos. Se sentía extraño, aun así, no era tan malo solo un poco incomodo.

En otras ocasiones este tipo de reuniones no me habrían abrumado debido a que acostumbraba a pasarlas por alto y no me afectaba en lo personal, únicamente eran visitas esporádicas que después de una tarde de convivencia -a lo mucho- cada quien se iba por su lado.

No obstante, esta situación distaba de ser similar a esas veces.

Se supone que tengo que vivir lo que resta de mis estudios medio superiores con dos personas que nunca antes conocí y no solo eso pues, conociendo a mi madre y la ahora "sorprendente cercana" relación con su hermano, algo me decía que la convivencia entre nosotros abarcará más que la asistencia al mismo instituto.

En conclusión, se anexaron cuatro nuevas figuras a mi espació exclusivo para dos.

Con esto como precedente, es obvio que mi temor no es algo irracional.

Un quejido brotó de mis labios, ahogar mi mente en cavilaciones no me ayudaría en nada por lo que atiné a vestirme y bajar a preparar la bienvenida para los (no)invitados esperados.

 

【♔】

 

Nos colocamos frente a la puerta, la cual fue abierta por mí. Pero antes de poder siquiera apreciar a los cuatro individuos mis oídos fueron asaltados por una voz masculina.




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