you are perfect for me

*personas curiosas*

Capítulo XXII

Pov.Emma

Quedé estupefacta al ver a la persona parada frente a mí con semblante preocupado sin perder jamas ese porte impresionante. vestía un elegante traje y todo en él inspiraba protección.

Claro que todo lo que vemos no siempre es lo que creemos.

Se quedó pensativo y me di cuenta que, debía decir algo o hacer algo así que sólo asentí con la cabeza y como vio que no diría más, procedió a coger mi brazo y a llevarme a un lugar donde no había mucha gente, yo solo lo seguí.

No sabía si debía saludar o solo preguntar que hacia aquí. Lo miré cuando nos detuvimos y notó mis intensiones de quedarme callada.

-quiero que me ayudes, emma.- el tono de voz que usó fue una que jamás me había mostrado, una voz cansina, derrotada.

¿quiere que le clave un cuchillo en la garganta?

El enojo en este caso, sí pude retenerlo.

- haré nada por ti. ¿me seguiste cierto? Porque dudo que mamá te haya dicho donde estaba- La frialdad brotó por todo mi cuerpo. Sabía que es lo que debía hacer, después de todo supe que algún día llegaría a mí de nuevo.

- lo harás porque si no iré por ella y la mataré, te lo juro.- al parecer la locura le provocó amnesia. 

-me importa una mierda, has lo que quieras con ella. Solo recuerda que nadie más te pertenece.- hablé calmada, recordándole lo que ya sabía.

Su tamaño no me intimidaba y eso que él era de un tamaño anormal.

- escapó.

Que curioso, ryan. Eres: nada, justo ahora.

-no, ryan. Ella solo se fue de viaje pero no te diré a donde porque sé que te irás y antes debo decirte algunas cosas, ¿recuerdas la casa de invitados que está al frente de la mía? Sí, seguro que aun lo recuerdas... -dije de lo más tranquila pero él parecía inquieto- Me esperas allí, mañana, cuando veas las luces apagadas. Ahora vete.

Con un ademán de adiós y con una sonrisa tan falsa como su cara, me fui dejando a ryan atrás.

¿porque no lo mate? Que más da, él está vivo y yo muy tranquila porque deseé que esto pasara.

No estaba tan lejos de mi nuevo instituto así que preferí ir corriendo y lo bueno es que ya casi nadie estaba afuera. Los altavoces se escucharon de adentro y una voz de señora, pronunció: «todos sentados»

Mierda.

-mierda.

¿lo dije en voz alta?¿ Desde cuando mi voz suena más ronca?

Fruncí el entrecejo y eche un ojo atrás, era un chico de tez muy blanca y con ojeras pronunciadas.

-¿también eres nuevo aquí?- pregunté mostrando una sonrisa amigable.

-ah...s-si, sí... Espera no, ya estudiaba aquí- se notaba nervioso.

Creo que estaba tan sumido en su mundo que no se dio cuenta que estaba aquí parada y creo que le asusté.

-yo si lo soy ¿que pasa si no entramos a esa conferencia?- espero que no sea importante ya que me dieron ganas de irme.

-los nuevos pueden justificar y los antiguos también pero yo no...- miró el suelo y se rascó la nuca nervioso, le temblaban las manos.- esa conferencia es corta pero la hacen para ver tu asistencia, recoges tus horarios y los nuevos conocen las aulas para que el día de clases no se pierdan y provoquen alboroto. Saliendo de la conferencia apuntan tu nombre, si no estás la directora te llama el primer de clases para que le des una justificación o para que ella te dé un castigo.- habló tan rápido que se agitó más de lo que ya estaba.

-¿y por qué tu no puedes dar justificación?- pregunté curiosa observándolo con cuidado, aunque no le puedo ver la cara ya que esta mirando el suelo.

- porque ya tengo antecedentes de llegar todos los días tarde. Mi madre dijo que no me salvaría esta vez. Lo que pasa es que la directora es obsesiva con la puntualidad y por eso hace todo esto de la conferencia.- dijo derrotado.

Yo pensaba irme pero creo que no seria bueno dejarlo solo en ese estado, no parece grave que le den un castigo por su impuntualidad, pero creo que él enserio se esmeró por llegar a tiempo y no lo logró.

-hey, yo no pienso quedarme aquí afuera. Vamos.- le dije con firmeza y lo tome de la muñeca para llevarlo adentro.

Cuando puse un pie en el piso de color negro, me detuve.

-estaría bien que tú me guíes porque es la primera vez que entro.- con una risa nerviosa lo miré apenada.

-es de frente y luego a la izquierda. - sus palabras fueron torpes pero le entendí así que empecé a correr sin soltarle la muñeca.

-¡espera! ¡odio correr!

-¡tal vez deberías hacerlo para que no llegues tarde!- me reí un poco y el también lo hizo.

No se quejó más y sólo corrió a la par conmigo.

Doble por donde dijo y seguí corriendo hasta que vi una puerta gigantesca de color negro. La puerta estaba a centímetros de cerrarse.

-¡esperen! ¡esperen!

Grito lo más alto que puedo y quien sea que este al otro lado me oyó y la puerta se abrió.




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