-¡Cuídense! – me despedí de ellos para dirigirme a mi casa
-¿Segura que no quieres que te acompañemos? – negué con mi mano
-Vivo cerca, no se preocupen – me aleje
La verdad siempre me ha gustado caminar sola, mejor si es de noche, cuando se ven las estrellas…. El viento que te hace estremecerte…….amo el frio
-Ale…. – me voltee para ver a la dueña de esa voz
-Hola – la salude - ¿Qué sucede, Carolina?
-Yo – agacho su cabeza – quería disculparme contigo por ese día, no pensé lo que-
-No tienes que disculparte de nada – la interrumpí – ya paso
-¿Podemos volver a hacer amigas? – sonreí
-Nunca dejamos de ser amigas
-Entonces – me sonrió – podemos ir a mi casa ¡A dormir allí! Tengo mucho que contarte, estos tres meses me pasaron muchas cosas ¡Hay que pedir pizza! ¡También podemos-
-Carol, tranquila
-Perdón, solo que extrañaba a mi hermana – me abrazo
-No somos hermanas – se comenzó a alejar
-Pero tú acabas de decir-
-Sé lo que dije – la volví a interrumpir – nunca dejare de ser tu amiga – suspire - pero no volveremos a hacer como antes
-Ale, de verdad perdóname
-Ya te perdone, solo que no me siento tranquila a tu lado
-¿Qué? – su mirada se cristalizo
-¿Crees que con un “perdóname” se arreglara todo?
-Ale- comenzaron a salir sus lágrimas
-Ya no confió en ti
-¿Qué quieres que haga? – me sujeto la mano – hare cualquier cosa, solo dilo
-No hagas nada – me aleje – créeme, si te hubieras acercado las primeras semanas, yo te habría abrazado y agradecido – sonreí ante esa idea – esperaste 3 meses para acercarte, te importo más tu orgullo que una amistad, que pena que haya valido tan poco para ti
-¡Eso es mentira! Le tenía miedo a tu rechazo
-Aun así….no lo vale – me di la vuelta – cuídate
Fui dura, lose……no llore hasta llegar a mi casa, estaba esperando el día a que ella me hablara, claramente la abrazaría y nos perdonaríamos como siempre lo hemos hecho después de cada discusión pero….lo que dijo se me seguía repitiendo todo el tiempo, si ella pensó eso de mi…no me conocía, si ella dudo de mi……no era mi amiga, ni mucho menos mi hermana
-Hija – me acaricio el cabello - ¿Estas bien?
-Si mamá – le respondí media adormilada
-¿Cómo te esta yendo en el consejo?
-Muy bien, mamá
-Sabes que eres un orgullo para mí y para tu papa ¿Cierto?
-Lose, mamá
-Te veo un poco decaída
-Nada importante
-¿Por qué no invitas a Carol? Hace tiempo que no la veo
-Mamá, ella ya no volverá
-Solo es una pelea como cualquier otra, ya deberían perdonarse
-Mamá, déjame sola
-¿Segura? – asentí – está bien – me dio un beso en la cabeza – recuerda que puedes contar conmigo ¿Esta bien? – sentí como se alejaba
-Mami – un hilo de voz salió – mami – la volví a llamar
-¿Qué pasa bebe? – salí de mis sabanas fijando mi mirada en la puerta
-Yo…. – mi labio tembló, entonces ella se acercó asustada rodeándome con sus brazos como si fueran sus defensas
-Dime ¿Qué pasa? ¿Por qué estas así? – ella comenzó a llorar conmigo, como si sintiera mi dolor
-Mami, ya no puedo – le confesé
-¿Me está hablando la chica que logro el primer puesto de su grado?
-Lo académico no tiene nada que ver
-Lose – me siguió acariciando – no sé lo que allá pasado, si no quieres decírmelo lo entenderé, pero esto solo es una batalla ¿Está bien? Y tú puedes con esto, hasta con la misma guerra. Ahora dolerá, no hay cura para eso, solo queda que el tiempo haga lo suyo y tú sigas aprendiendo cada día más
-No sé si pueda – me separo de ella
-Cada vez que no puedas o pienses que no hay salida, vendré a tu habitación, te abrazare, no te preguntare nada solo te dejare llorar o tal vez lloremos juntas – sonrió
-Gracias mamá