You Promised

Capitulo 21

-¿Gastritis?

-Si señora, su hija tiene gastritis

-Pero es muy joven

-Lamentablemente, la gastritis se ha convertido en algo muy común para los jóvenes de ahora – me miro – te mandare algunos medicamentos para controlar tus nauseas, pero me tienes que comer a tus horas ¿De acuerdo? – asentí – espérenme un momento

-Mamá – hable, ya que la vi demasiado callada

-Lo siento bebe, esto no hubiera pasado si yo no-

-Mamá – la interrumpí – tú no tienes la culpa de nada

-Si la tengo, soy tu madre. Yo debo cuidar de ti

-Pero yo ya no soy una niña, tenías que trabajar y mi papá está trabajando fuera de aquí – tome su mano – no deje de comer porque yo quisiera, solo me descuide y puse a una persona primero antes que a mí misma, asique no te preocupes

-Tu padre y yo siempre te hemos enseñado a ayudar a los demás

-Lose

-Ahora yo te diré algo – suspiro – hay varias personas que quisieran tener a una amiga como tú – negué con mi cabeza – cuando tú quieres a alguien, no te importa nadie más que no sea esa persona y si le faltan el respeto, tu eres la primera en defenderla con uñas y sangre – reí – eso mismo, hazlo por ti, si tú no eres la primera en respetarte y amarte, nadie más lo hará

-Entiendo mamá

-Prométeme que te pondrás primero a ti

-Lo prometo – me abrazo

-Lo siento por interrumpir – escuchamos la voz del doctor

-No se preocupe – mi mama rio

-Esto, debes tomar todas las noches después de cenar – le dio la cajita a mi mamá – hoy no quiero que vallas al colegio, si mañana te sientes bien, podrás ir

-De acuerdo, doctor

-Eso es todo por ahora – me estrecho la mano y la de mi madre – no podrás consumir nada de cítricos ni picante, tampoco quiero que tomes café ni muchos menos me andes masticando goma de mascar

-No lo hare doctor – me sonrió

-Nos veremos dentro de un mes – nos acompañó a la puerta

-Muchas gracias doctor – se despidió de mi mamá

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.Hija – toco mi puerta

-Pasa mamá

-Una amiga vino a verte

-¿Amiga?

-Puedes entrar – mi mamá me dejo verla

-Andrea

-Hola – se quedó parado junto a la puerta

-Bueno yo las dejo a solas – cerro esta, dejándonos en un silencio incomodo

-¿Puedo sentarme? - señalo mi cama

-Claro – quite mis libros mientras comía un pedazo de manzana - ¿Cómo supiste donde vivo?

-Le pedí a Renato tu dirección – desvié mi mirada – espero que no te moleste

-No nada de eso – sonreí – pero ¿Por qué viniste?

-Estaba preocupada, pensé que ya te habías cambiado de colegio o algo así – reí

-Si hiciera eso, daría la razón a Carolina. Esta vez no huiré

-Me alegro – me sonrió

-No viniste aquí por eso ¿Cierto? – se quedó en silencio – vienes a que te diga la verdad

-Yo confió en ti, nos volvimos cercanas cuando te peleaste con Carol – asentí – pero no me dijiste el por qué se alejaron

-Me acuso de haberme aprovechado de mi tío para ser el primer puesto de nuestro grado

-Entonces es verdad que son familiares

-Lo somos – su expresión no cambio – es mentira lo demás

-Lose

-¿Lo sabes?

-¿Engañar a tu mejor amiga con su novio? Te conozco y sé que nunca le harías eso a nadie, ni mucho menos a Carolina. Además Jairo dejo eso muy en claro

-¿Qué?

-Lo primero que hizo al escuchar el anuncio, fue correr a la dirección e interrumpirlo

-¿Él fue quien lo apago? – asintió

-También se encargó de desmentir todo, excepto lo de tu tío – se callo

-¿Qué sucede?

-No sé cómo decirte esto

-Solo dilo, no creo que empeore más de lo que ya esta

-Pintaron tu casillero, tu carpeta desapareció y Carol tiene nuevas amigas no muy agradables por cierto – lo soltó todo de una vez

-¿Eso es malo?

-Ellas han repartido volantes – saco uno de su bolsillo y me lo dio

-Falsa – leí – que original – lo puse a un lado

-No crees ¿Qué deberías decírselo al director?

-Me parece extraño que no se haya enterado ya

-Ya sabes lo que pasa si uno de nuestro grado nos delata

-¿Entonces porque me sugieres que lo haga?

-Porque si tú lo haces, yo te apoyaría – sonrió – nos podemos cuidar entre nosotras

-Gracias Andrea, pero es algo que debo solucionar yo sola

-Lo entiendo aunque – sujeto mi mano – ¿Estas bien, Sandra?

-Claro – reí - ¿Por qué no lo estaría? – parece que no me creía

-Sabes que esto no es tu culpa – me aseguro




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