Epilogo

-Gracias por aceptar mi invitación – extendió un café – con azúcar como te gusta – lo recibí

-Señora Elizabeth – dije después de tomar un sorbo - ¿Por qué me llamo?

-Yo solo – parecía buscar las palabras correctas – discúlpame

-¿Disculparla?

-Tenías razón – me sorprendí – por mi culpa mi hija esta así

-Señora. Carol y yo ya no tenemos alguna relación que nos una

-Lose

-Entonces, yo no tengo nada que hacer aquí – me levante – agradezco sus disculpas

-Por favor espera – me volví a sentar – solo escúchala – salió Carolina sentándose al lado de su mama

-Mamá, déjanos solas – lo dijo sin quitarme la mirada de encima

-Espero que resuelvan sus problemas – camino lentamente hasta que solo se escuchó el sonido del televisor

-Quiero que sepas que nadie me obligo a hacer esto, solo acudí a mi madre porque sabía que si yo te llamaba, no aceptarías - asentí – te debo unas disculpas, no quisiera justificarme pero sentí que mi mejor amiga de toda la vida – sonrió un poco – me había traicionado – dio un gran suspiro – me equivoque, e hice cosas que nunca pensé hacer, menos a ti – cruce mis dedos – tú me conoces mejor que nadie, sabes que esos comportamientos no fueron míos, solo actué por impulso – levantó su dedo meñique – prometo olvidar todo lo que paso y ser la mismas de antes – hizo una sonrisa de oreja a oreja

-¿De verdad estas arrepentida?

-Totalmente – entrelace mi dedo con el suyo

-Prometo olvidar todo lo que hiciste – se formó un nudo en mi garganta mientras veía como sus ojos brillaban – prometo olvidar todas las noches que llore por ti, prometo olvidar todas las cosas que hice por ti – vi como sus ojos y su sonrisa se desvanecían poco a poco – prometo olvidar las noches que nos desvelamos para ver películas, prometo olvidar nuestras reuniones, prometo olvidar nuestras risas sin sentido – mis lágrimas comenzaban a salir – prometo olvidarme el día en que te conocí – ella intento quitar su dedo pero no la deje – prometo olvidar que alguna vez te quise como si fueras mi propia hermana – se le resbalo una lagrima – sobre todo……prometo olvidarme de tu existencia – solté su dedo

-No puedo creer que acabas de prometer eso

-Pienso lo mismo por lo que hiciste

-Fue un impulso – se limpió rápidamente las lágrimas que resbalaban por sus mejillas

-Eso ya no me importa – me pare – a partir de ahora, tú no existe para mi ¿Lo entiendes?

-¿Crees que será así de fácil?

-¿Y tú crees que ahora me importa lo que sientas?

-¡Alexa! – grito

-Haz lo mismo que has estado haciendo todo este tiempo, no te importo lo que sentía y me volviste a usar como trapo

-¡No hice eso!

-¡Lo hiciste! – la señale – no te pienso perdonar por eso

-¿Qué quieres que haga?

-Nada – la mire con odio – yo te apoye, te cuide, te escuche, te protegí, me dañaste, te perdone y volví a confiar en ti

-¡Yo también hice eso por ti!

-Esta conversación no viene al caso – me dirigí a la puerta

-¡No! ¡Tú no me puedes dejar así! – me volteo agresivamente

-No me vuelvas a tocar ¿De acuerdo?

-Si no vuelves a hacer mi amiga, me encargare de dejarte completamente sola

-No le tengo miedo a tus amenazas, no me volverás a chantajear – me acerque agarrándola de su blusa – eso sí, te metes con mis amigos……te ira muy mal

-¿Quieres que sienta miedo? – sonrió

-Tu sabes lo que soy capaz por proteger a mis amigos, solo no me vuelvas a dirigir la palabra – la solté

-Yo pensé – cambio su expresión a una de tristeza – que seriamos amigas hasta ser pasitas

-No te equivoques, quien lo estropeo todo fuiste tú – me marche de ese lugar sin mirar atrás

De esto aprendí una cosa muy importante, claro que al principio pensé que no volvería a confiar en nadie más y que cualquier persona me podría traicionar pero…….cada persona es diferente, no era justo dejar de confiar en todos los que me querían por una traición, además de cada golpe se aprende y nos ayuda a volvernos más fuertes a lo que sucederá en un futuro.