El día de hoy había sido una locura, pesadilla en la noche de cómo un lobo me comía de la manera más explícita del mundo evitaron que durmiera lo suficiente como para no bostezar mientras atendía a la chica rubia con aires de grandeza. Hoy decidí qe iba a hacer algo por ayudar a mi mejor amiga por eso considere que tendría que venir a su pastelería a completar una jornada.
Realmente la tienda de Katy era hermosa y realmente admiraba la manera en que había podido salir adelante ella sola y poder tener este gran lugar; ya que sus padres murieron cuando tenía diecisiete años. Sus colores favoritos llenaban de color el lugar; todos eran colores claros, pero el rosa palido con el verde lima quedaban muy bien con el ambiente pastelero, los olores y las decoraciones.
Agradeci infinitamente que Katy aceptase el echo de que pudiera trabajar aquí; que no era mi especialidad favorita, pero al menos podía ganar un poco de dinero y no dejar a Katy sola con los gastos del apartamento, no podía negar que odiaba los pasteles y todo lo referido a la pastelería pero realmente quería ayudar a mi mejor amiga asi como ella lo ha hecho conmigo. Me acerque hacia el chico que observaba dudoso el menú, parecía ser que llevaba un regalo a una cita ya que entre sus manos tenía un pequeño ramo de rosas.
-¿Qué deseas llevar?- sonreí amablemente mientras veía como se sonrojaba.
-Bueno… es que no es para mí- comentó nervioso.
-Son muy bonitas- me referí a las flores, él sonrió apenado y las observó por un segundo.
-Ella es muy dulce- aclaró como si esperase que entendiera con tan sólo eso, se quedó mirándole y agradecí tener la capacidad de entender a las personas en base a sus gestos.
Sonreí enternecida, podía tener quince años tal vez y se veía tan tierno, añoraba esa etapa de adoslescente enamoradiza; lamentablemente a mi me dejo solo malos momentos pero quería de corazón que con este chico fuese diferente. Me decidí enseguida y tomé el pastel que Katy había hecho basándose en la receta de su difunta madre, era especial para ella tal vez eso lo haría especial para la cita del chico.
-Toma, lleva este, es de fresa y relleno de dulce de leche- sonreí al entregarle la rebanada lista en su recipiente.
-G-gracias- tomó tembloroso la pequeña cajita y se dirigió hasta Maggy; ella se encargaba de cobrar cuando yo estaba aquí.
No podía evitar tener puesta mi mirada en el chico, se veía inexperto y con tantos nervios, en serio le deseaba mucha suerte; a su edad todo se quedaba profundamente en su mentes tanto los sentimientos como los recuerdos.
-Eres muy amable- me sobresalte al escuchar su voz.
Vestido de forma con jeans negros y una camisa de manga corta el señor Sidney me observaba con una pequeña sonrisa plasmada en su rostro, se veía bien vestido informalmente, antes de pensar en otra cosa que favorecerá su físico observe sus manos y entre ellas llevaba mi maletín; el cual recordé que no tenía esta mañana en mi cuarto y me resigne a que el me buscase a pesar de no querer verlo más.
-Gracias señor Sidney- dije extendiendo mis manos intentando recibir mi maletín.
-Necesitamos hablar- dijo serio y muy sexy.
“Ruega más” ahogué una risa intentando no dejarme en evidencia ante la osadía de mi subconsciente.
-Estoy en medio de mi trabajo- menti, trabajaba aquí de vez en cuando y podía irme cuando quiera.
-Es importante ma… Alice- no pude ocultar mi sorpresa ante aquel cambio tan repentino de nombres.
¿Va a seguir diciéndome así? porque era evidente que no lo hizo ahora mismo para no incomodarte y porque seguro me pondría furiosa si lo hacía en público.
-Si pero como ves…-
-¡Claro que puedes ir!- dijo mi amiga dando pequeños saltitos a mi lado.
Ni siquiera sentí cuando llegó eso quiere decir que que escucho todo, incluso mis evasiones así que estaba consciente de que no quería irme con él aunque fuera guapo ¿era normal que la luz del sol lo haga ver así?.
-Estoy trabajando- le miré intentando hacer que entendiera mi indirecta; y lo hizo pero solo la ignoro.
-Como jefa y mejor amiga tuya te dejo ir- sonrió satisfecha.
Katy sabía que no quería saber nada de Dante Sidney ni de Valka Abogados Corporativos; del cual él era dueño. Me llevó hasta la parte de atrás casi a rastras y mirándome sonriente continuo.
-¡Tienes una cita!- chillo emocionada.
-¡No tengo ninguna cita Katy!- susurre intentando que nadie escuchara.
-Vamos Alice, es un adonis y se ve que está interesado en ti- se cruzó de brazos y me miró con ese gesto feo que siempre hacía cuando no le gustaba algo.
-No me apetece ir- sostenía el delantal que Katy intentaba quitarme a la fuerza.
-¡Maldición Alice!- dijo jalando con fuerza.
-Katy no quiero-
-¿Por qué no? tienes la oportunidad de salir con un guapetón y la desaprovechas- sostuvo mis hombros y me sacudió con fuerza.
-Es algo complicado- me solté de su agarre en un movimiento rápido.
-Vas a ir- se cruzó de brazos haciéndome suspirar rendida.
¿Cómo le puedo explicar que me sucedio una cosa irreal ayer en mi entrevista sin que me mire como una loca?, saben realmente me lo plantee y decir; “Oh ¿sabes que los hombres lobos existen? Ayer vi uno que me dijo que era su mate y no se que demonios quiere decir eso”, no era una buena idea.
-Mira, voy un momento lo escucho y regreso con mis cosas ¡pero no habrá cita!- mi mejor amiga saltó emocionada y quitandome el delantal, la gorra y acomodando mi cabello me acompañó hasta donde estaba el señor Sidney.
-Lamento robarla- susurro él hacía Katy
-¡Vamos robatela! esta chica chica necesita algo de acción- movió sus hombros de un lado a otro. Puse mis ojos en blanco amaba a Katy pero odiaba sus comentarios poco comunes.
Caminamos por el parque en silencio, realmente agradecía que me dejara decidir a dónde ir, este parque no sólo quedaba cerca del local de Katy, sino que también se encontraba lo suficientes recurrido como para haber tantas personas que evitas en que el cometiera una locura. El silencio siguió prevaleciendo y la realidad era que yo no deseaba comenzar a hablar cuando él era el que insistió en que se debía hablar de un tema que yo solo quería olvidar.