Zaida Grace.

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Vaya día me esperaba hoy. Carter, mi novio, no despertó de gran humor y eso sólo significa problemas para mi. Yo soy la que lidia con sus cambios de humor siempre. Íbamos de camino a mi universidad, este era mi primer año por lo que aún no conocía el camino para irme sola en el carro y no tenía la confianza para irme en taxi.

 

El iba enojado maldiciendo a todos los carros que se le atravesaban por delante. Yo iba mirando mi celular, tratando de no prestarle atención al chico que tenía a mi lado. El camino se me estaba haciendo demasiado largo. Por lo que al subir la mirada al camino, el día era hermoso, estaba el atardecer, las nubes pintadas de colores hermosos.

 

Me di cuenta que no íbamos a mi universidad cuando los edificios se convirtieron en casas de playa. Y el paisaje se convirtió en playa y arena.

 

  • Carter, ¿qué hacemos aquí? Tengo clases. -dije pero él no me contestó, ni siquiera me miró.- Te recuerdo que tu fuiste el que ordenaste mi horario y pusiste clases en la tarde.
  • Puedes callarte un segundo, Zaida. Cierra la boca.
  • Por dios. No he hablado desde que desperté, Carter.

 

Comenzó a bajar la velocidad, se estaciono en alguna casa sin importarle de quién era y se volteo a mi. Esos ojos los había visto muchas veces, más de las que quisiera admitir en voz alta. Sintiendo sus manos en mi cuello cerré los ojos rogando por que me soltara.

 

  • Eres mi perra, escuchaste, mía. Así que me tienes que obedecer. -dije aumentando su fuerza.
  • Carter. -dije con el poco aire que me quedaba.
  • Callate.

 

Ya no dije nada, en parte porque no podía respirar y porque le tenía miedo.Él me dejó y siguió el camino. Me removí en el asiento incómoda por la situación. Todo el camino restante estuve en silencio, hasta que llegamos a la casa de uno de sus amigos.

 

Moria de frio no se cuanto tiempo llevábamos en este lugar parados solo escuchando música, ellos tomando y el sonido de las olas de fondo, solamente traía unos pantalones rotos de algunos lugares con unas rendijas debajo, una blusa de manga larga delgada y una camiseta oversize.

 

Desde hace rato traté de hablar con Carter para poder irnos, pero él no me hizo caso. Estaba cansada, había ido a clases desde las 6 de la mañana y cuando no tuve clases  Carter hizo que estuviera en casa limpiando y demás.

 

  •  ¿Carter?
  • ¿Qué quieres?
  • Nos tenemos que ir, mañana tengo clases.
  • Vete tú, si es lo que quieres. Yo me iré de aquí cuando yo quiera. -dijo burlándose.
  • Eres un idiota. -dije sin pensar.

 

Di media vuelta y me fui corriendo de ahí, me acerque al carro de Carter y agarre mi mochila. Caminando por la acera me devolví por el camino por el cual habíamos llegado.

 

No conocía el lugar, era la primera vez que Carter me traía. El anochecer estaba presente. Todo lo que se veía era gracias a la luz de algunas cosas y de la luna. Ya llevaba mucho tiempo caminando y este lugar no se acababa. Mi celular se había apagado desde antes de pensar en convencer a Carter.

 

Seguro eran las 3 o 4 de la mañana y me faltaba mucho por recorrer hasta la ciudad. Mis piernas ardían y mis nervios estaban hechos un desastre. Escuchaba las risas de unos hombres.  

 

Había una casa en particular que parecía tener mucho movimiento. La casa se encontraba a algunos metros de distancia. Escuchaba poco ruido, por la cantidad de luz que había. Tenía la casa delante de mí, pero al acercarse las luces se apagaron y se reemplazó por una alarma fuerte.

 

El sonido me asustó, pero más al ver las luces rojas y azules de las patrullas. Por lo que sin pensarlo salí corriendo, escuchaba las risas y los gritos de varios chicos cerca mio. A lo lejos escuchaba las patrullas.

 

No veía nada pero los chicos estaban cerca. Corrí hasta que tropecé con la acera. Traté de levantarme, la carretera estaba vacía, pero a lo lejos parecía venir un carro, tal vez ellos me puedan llevar a la ciudad.

 

Mi tobillo me dolía mucho. Trate de ver si los chicos estaban cerca, pero no estaban alrededor. Me senté en la banqueta para recuperar el aire. Mi respiración estaba cada vez más pesada, poco a poco me fue faltando aire y mi desesperación aumentó. Traté de controlarme pero no podía. 

 

Volví a escuchar las voces de los chicos. Traté de guardar el mayor silencio pero me lograron escuchar. Se acercaron a mí y uno de ellos se acercó más para ayudarme. 

 

Mi vista se nubló y solo logré ver una mezcla extraña de ojos. Un azul claro y a la orilla verde. Con eso quedé inconsciente por falta de aire. En mis sueños aparecía Carter, y más que sueños era una pesadilla. Todo lo que tenía con él. No eran lindos recuerdos los que tenía con él, no desde que vivo en su techo

 

No tengo recuerdos con mis padres, desde siempre estuve en un orfanato. Era una bebe cuando llegué, las personas que me cuidaron me dijeron que unos policías me encontraron en un callejón abandonado. Crecí allí sin saber nada del mundo. Ni de la malicia de este.

 

Crecí en el orfanato, pero conocí a Carter en la preparatoria. De inmediato nos gustamos, poco después nos convertimos en novios. Cuando él salió de la preparatoria, consiguió un trabajo en la empresa de su padre. 




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