Próximo Descuento "DIGNO DE TUS OJOS"
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FRAGMENTO:
Aléjate de ella.
Es intocable.
Valhir no concebía ninguna de esas frases, su cuerpo ardiente lo llamaba, su mirada encarnizada en su rostro, refulgiendo de avidez mientras respiraba ansiosa. Lea Harper estaba atrapada entre sus brazos, esos mismos que la habían llevado hasta su hogar y no la habían soltado, incapaces de alejarse de ella. No había cordura en su pensar, no mientras sus pe-chos se rozaban descarados provocando la fricción tortuosa que revivía su masculinidad. Una de las manos de Valhir se aferró a su cuello, abarcándolo completo, cerrando sus dedos alrededor de él. Podía repasar su piel, llenarse la dermis de su suavidad y disfrutarla como tanto había deseado. Su pulgar se ancló a sus labios y desvaneció la humedad en el rojo de la carne, provocando en ella ese gemido que tanto lo subyugaba. Respiró sobre ella, corriendo su rostro para rozar apenas ese espacio cerca de su oído, donde emanaba la fragancia que lo narcotizaba. Hipnótico, bramó su bestia liberándose de las cadenas y su boca licenciosa, se deslizó por la tirantez de su cuello. Agitado, mareado por la sobreexcitación, se entregó a su deseo voraz de probar cada centímetro expuesto a sus labios.
—Valhir…
Su nombre, repercutió en cada fibra de su ser, envuelto en la voz pecaminosa de aquella mujer, empujándolo a desatar la apetencia sin preámbulos. Arrastró su lengua llenándose las papilas por el largo de su cuello, hasta doblarse y casi llegar a su escote, regresó sediento tanteando ese sitio donde la sangre de Lea y sus emociones se demostraban claras y ardientes. Sus labios se cerraron, la presión y la succión se volvieron hirientes y El Mastín no descansó hasta marcarla. Lea jadeaba y en sollozos suplicaba, pero la fuerza de Valhir incrementaba mientras sometía su rostro y su cuerpo para mantenerla quieta. Ella no tenía idea de lo que había ido a buscar, ni siquiera de las ansias que El Mastín guardaba en los más oscuros rincones de su mente… anhelos perversos que solo llevaban su rostro.
—¿Qué tan fuerte es tu deseo? —siseó siniestro, dejando que ella vea en sus ojos un poco de su sórdida ambición—. ¿Qué tanto quieres de mí?
La transparencia de ese azul laminado de lujuria se izó en cada rincón de su rostro, Lea lo contemplaba agitada y entregada, pero en sus pupilas se hallaba ese brillo extraño que encendía una hoguera en su interior… llevando a su cuerpo a crepitar más allá de la carne. Una de las manos de Lea se elevó y llegó hasta su rostro, fundiéndose en la piel con suavidad, repasando cada uno de sus rasgos hasta llegar a la unión de sus cejas. Valhir cerró sus ojos, obediente a su animal que se entregaba a esa caricia, aun con la respiración caliente entre bramidos sosegados. Trémulos sus dedos se arrastraron una y otra vez, mientras el interior del pecho de El Mastín se desarmaba.
—Esta noche… todo —decretó aquella voz infectada de avidez y suaves tonalidades de dolor—. Solo hoy… Valhir.
Sus párpados se levantaron de golpe para reflejar en sus ojos el perfecto rostro de aquella mujer que se declaraba dispuesta a recibir todo de él. Sin embargo, aunque deseaba desatar sobre ella esa infame necesidad de someterla hasta depurarla de su mente, aquellos ojos volvieron a tiranizarlo oprimiendo su corazón, asegurándole que ese Solo hoy… era real.
1 comentario
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gracielaramona reyes, Hola, querida Devoradora. Gracias por interesarte en nuestro trabajo, en un par de horas estará activo el descuento.
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