Extendió el brazo por entre los barrotes, con el dedo índice a lo largo del lomo. Por un brevísimo instante, la punta del índice de Clarice rozó el del doctor Lecter. El contacto chisporroteó en los ojos del doctor.
- Gracias, Clarice.
- Gracias, doctor Lecter.
Y así es como perduró Lecter en la mente de Starling.


- El silencio de los inocentes, Thomas Harris.
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