Feliz año 2020, Farfallas

Todos los años, las personas aprovechan para hacer una reflexión de cómo fue su año y lo que esperan hacer el siguiente. Empiezan las promesas, las remembranzas, el viaje hacia el interior para descubrir si el año que pasó terminó en un balance de si se odian o se quieren un poquito más a sí mismos.

Usualmente yo no lo hago, no miro atrás, ni me enfoco en recordar si el año fue bueno o malo, tampoco me hago promesas que sé que no cumpliré, suelo desearles a todos un nuevo ciclo más realista, esperando que puedan reírse más de sí mismos, que tengan mucho sexo, que se relajen más y que se torturen menos. Esa soy yo.

Pero este año, que desde que recuerdo esperaba con temor, ha sido una patada en el culo en muchos sentidos.

Para una persona como yo, acostumbrada a luchar hasta que ya no quede halito de vida en mi aliento, me sentí particularmente apaleada por las circunstancias. No pude irme del país, a pesar de todos mis esfuerzos (pasaporte, dinero, documentos… todo lo tuve en la mano y ¡puf! Se desvaneció); el trabajo fue una montaña rusa, con más caídas que subidas; creí de todo corazón que no iba a lograrlo, porque las cosas se sucedieron en efecto dominó; la lista es larga y los que me conocen saben que a pesar de que puedo hablar de ello, no me gusta exteriorizarlo en plan de víctima.

¡Soy yo la que patea traseros!

Hay algo a lo que me aferré este año como náufrago a la orilla, y fue a escribir. Desde el comienzo de 2019 las letras se convirtieron en el único asidero para que la depresión no me consumiera, escribí y escribo mucho, porque solo creando siento que no me vuelvo loca, ocuparme y no preocuparme es lo único que ha hecho que yo esté hoy escribiendo estas palabras. Sí, así como suena.

Es por esta razón que decidí hacer algo que no suelo hacer, no es una remembranza, sino un agradecimiento a aquellas personas que estuvieron allí, apoyándome y queriendo mi trabajo, comprendiendo y conectándose con los personajes que creé, promoviendo mis letras porque removieron algo en sus interiores y decidieron compartirlo. Las personas que conocí este año (escritores y lectores) contribuyeron de un modo muy especial a que hoy esté aquí, publicando esto.

He visto el poder que tienen las palabras, vi de primera mano cómo la literatura puede unir personas que se sentían irremediablemente solas e incomprendidas (también puede separarlas con rivalidades pendejas, pero esa es la historia de nunca acabar en este medio; yo solo preparo cotufas, observo el showcito y de vez en cuando meto la cucharada, de hecho, eché horas de risa a mi vida gracias a eso), y a pesar de que este año que se va sigue siendo duro y me alegra que se termine, debo darle las gracias a muchas personas, dentro y fuera de las pantallas, que significaron para mí, más de lo que pueden imaginar.

Quiero agradecerles a todas las lectoras que me siguen, debo decir que han sido el mejor apoyo que un autor puede desear. No solo promueven mi trabajo, sino que también lo valoran y me empoderan para cobrar por él, que aceptan que lo que hago tiene un precio y merezco ganármelo, para continuar escribiendo como lo hago y a la par mejorar un poco cada día.

También quiero agradecer a las personas que empezaron siendo clientes y terminaron siendo amigos, a las personas que llegaron a mi vida este final de año y que son parte de las acuarelas con las que pretendo pintar el futuro, a las personas que son socios, colegas y competencia: que comprenden a la perfección cuando estás en el suelo pensando que no puedes más y te dicen que te levantes porque no hay nadie mejor que tú. Son las mismas personas a las que en algún punto tuve que decirles que no era el fin del mundo y que eso que no se dio hoy, seguro iba a darse mañana. ¡Así se hace la competencia sana y productiva! No hablando pendejadas para dejar mal a otros, o armando dramas. ¡Gracias, Romance Paranormal de Kassfinol Este año rockeamos hasta el jodido final.

Sigo deseándoles buenas lecturas, sexo apasionado, muchas rumbas y diversión como todos los años anteriores, pero también les deseo coraje para convertir sueños en metas, determinación para no darse por vencidos porque los negocios y los sueños son como la vida misma: si no la vives todos los días, se deteriora y se desvanece; sabiduría para comprender que una caída no es el fin del mundo, que una semana mala a la que se sobrevive es el preludio para meses buenos no porque cambie tu suerte sino porque cambia la perspectiva con la que miras la realidad, pero sobretodo les deseo una sola cosa: que se detengan por lo menos una vez al mes, miren alrededor y se pregunten si se están perdiendo de algo porque están enfocados solo en la lucha, a veces es necesario parar, mirar al firmamento y recordar que estamos aquí para pasarlo bien, aunque la tristeza y la decepción sean parte de la vida.

Sí, hay que ser positivos, pero también hay que aceptar que no siempre queremos sonreír y eso no es malo.

Que puedes detenerte a descansar porque estás agotado.

Por eso, les doy las gracias a todos, por las enseñanzas, por el apoyo, por estar allí.

Por ser amigas, admiradoras, colegas y mis pequeños maestros de vida.

Esperando que los próximos 366 días del siguiente año, sirvan para acercarse a la realización que les causará satisfacción. (Sí, es bisiesto)

Feliz nueva vuelta al sol, mis queridas farfallas.

Ria