El Impostor ¡Actualizada!
El Impostor
Capítulo 3 El Engaño
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Fragmento:
—León, dame una cerveza.
Me ubico en una de las sillas frente a él y activo mi radar, para ver si encuentro alguna mujer con la que pasar un rato agradable.
—Bienvenido, Seth… y que comience la cacería.
Le devuelvo una gran sonrisa, porque él sabe que nunca abandono este lugar sin una conquista a mi lado.
—Ya me conoces, León —sonrío con arrogancia—, esta cara bonita sirve de algo.
Tomo la cerveza y me giro para quedar de frente a la multitud que se encuentra en el lugar. Rato después, diviso a un grupo de estudiantes que se divierten a placer, a excepción de una de las chicas que parece ajena al lugar. Es hermosa no lo puede negar, pero muy simple para mis gustos particulares. Sin embargo, hay algo de ella me llama la atención y es el hecho de que a simple vista no pertenece al montón, exuda riqueza y buena posición y eso en mi caso, pesa más que cualquier otro motivo.
Algo me dice que averigüe más sobre ella, así que inicio el juego del gato y el ratón, que al menos en este sitio nunca me ha fallado.
Mantengo la mirada fija sobre la chica, esperando el momento preciso en que note mi presencia. Tal como lo calculé, su mirada se dirige al lugar al cual me encuentro y no dudo ni un segundo en mantenerla fija sobre la suya para hacerle entender que me interesa. La pongo nerviosa, respuesta inequívoca de que logré llamar su atención. No puede evitar mirarme una y otra vez y me divierte el hecho de que la he logrado pillar en cada oportunidad que lo hace. Es una pequeña novata y eso pone la balanza a mi favor.
Inesperadamente, la chica pierde interés en mí y me enfurece el hecho de que ella piense, que puede descartarme cuando le venga en gana. Así que decido entrar en acción, porque ninguna mujer me va a hacer ningún desplante… soy yo quien las elige y también quien las desecha.
Espero cual cazador el momento preciso de entrar en acción. Pronto se dará mi oportunidad para actuar, sobre todo cuando noto que está bebiéndose sus tragos como si se trataran vasos de agua. Permanezco sentado, vigilante de cada uno de sus movimientos, no pierdo ningún detalle, siempre estudio a mis víctimas y eso me permite sacar provecho de ellas.
Disfruto de la vista, mientras bebo mi cerveza, calculando el momento exacto para lanzar mi caballería al ataque. Está actuando más relajada y desinhibida, producto de la ingesta de alcohol y eso juega afortunadamente a mi favor. Ella se levanta del sillón junto a sus compañeros y se dirigen a la pista de baile, mientras gritan eufóricos y emocionados. Comienza a bailar, pero sus movimientos son torpes y sin gracia, sin embargo eso no la detiene de hacerlo.
Dejo el vaso de cerveza sobre la barra y tomo una servilleta en la cual anoto mi número de teléfono, antes de acercarme a la pista con paso acelerado, cuando veo a un chico intentar abordarla.
—Aléjate de ella, imbécil —le grito al oído— o te juro que no sales con vida de este lugar.
El chico me mira y al ver que lo supero en estatura y que estoy decidido a cumplir mi palabra, huye de allí con el rabo entre las piernas.
Me pego a su espalda y aferro mis manos a su cintura, siguiendo el ritmo de sus caderas. Corresponde dejándose caer sobre mi pecho, así que dejo que mis manos se muevan libremente sobre su cuerpo, al tiempo que deslizo mi boca por su cuello y por su oreja. Ella no despierta ninguna sensación en mí, pero si deseo saber más de ella, tengo que convencerla de que me lo cuente.
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