Mi pequeño demonio ¡Actualizada!
Mi pequeño demonio
Capítulo 22 Sorprendido
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Fragmento:
―Sé que mi hermano, se ha encargado directamente de entrevistarla y de escogerla como nuestra nueva abogada. Es muy estricto y selectivo a la hora de elegir al personal, confío plenamente en su intuición. Y si ha decidido por usted, es porque tiene suficientes méritos para para el cargo.
La chica me devuelve una mirada llena de orgullo y satisfacción.
―Gracias, Señor Earhart, le aseguro que daré todo mi esfuerzo para demostrarle que no se han equivocado al elegirme ―Sonríe feliz.
―No me cabe la menor duda, señorita Spark… ―respondo seguro― bien, ya hecha las presentaciones, pongámonos a trabajar, hay mucho trabajo acumulado y estoy seguro que nos tomará bastante tiempo lograr ponernos al día.
Asiente en respuesta.
Tomo las carpetas una a una, termino de leerlas y se las paso, para que revise y apruebe los términos. En contadas ocasiones llegamos a tocarnos los dedos de nuestras manos, no sé si sea paranoia de mi parte, pero incluso, he llegado a pensar que lo hace con toda la intención. Luego, me digo a mi mismo que estoy viendo cosas donde no las hay y continúo con mi trabajo. Tres horas después, cerca del medio día, el dolor de mi espalda se hace insoportable.
―¿Le pasa algo, señor Earhart?
Pregunta con curiosidad. Es evidente que ha notado mi incomodidad, ya no encuentro como colocarme para disminuir el dolor, he sido muy evidente al respecto.
―Solo es mi espalda ―le respondo, mientras me contraigo, tratando de calmar de alguna manera la molestia―, lo solucionaré con un calmante.
Ella mantiene su mirada fija sobre mí, entre dudosa y pensativa, hasta que finalmente se decide a hablar.
―Puedo ayudarlo con eso, soy muy buena dando masajes… es lo que decía mi ex esposo.
Su ofrecimiento me deja confuso, no creo que sea una buena idea, así que la rechazo con educación.
―No es necesario que se moleste, señorita Spark, agradezco su ofrecimiento ―respondo con amabilidad―, pero creo que será suficiente con un calmante. Le pediré a Bianca, que me traiga uno.
Se levanta de su asiento decidida a hacerlo y se ubica detrás de mí.
―Insisto, Señor Earhart ―me dice con un tono algo sugerente o al menos es lo que creo imaginé―, estaré encantada de ayudarlo con su dolor.
Me rodea con sus brazos desde atrás y mete sus manos debajo de la chaqueta para que la ayude a quitármela. Algo en esta situación me pone intranquilo y ciertamente incómodo, sin embargo cedo a su exigencia y me inclino hacía adelante para que me la quite.
―No creo que…
Intento detenerla, pensando aun en que es una muy mala idea, lo que está haciendo, sobre todo porque soy su jefe y estaría muy mal si alguien nos encuentra en esta situación.
―Mis manos son mágicas ―comienza a masajear mis hombros y lo cierto es, que tal como lo aseguró, sus manos obran de maravilla y enseguida me siento mejor―, solo debe relajarse y dejar que haga mi trabajo.
1 comentario
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IngresarOh oh lo encuentra viví así se le aparecerá el demonio
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