QUEDAN POCAS HORAS DE DESCUENTO
Mis amores las invito al descuento de
TU REINA DE LA SUMISIÓN No se pierdan este primer descuento del que no se arrepentirán.
A todas mis corazones les agradezco por el apoyo y la oportunidad de llegar a ustedes, gracias por ser parte de mí y yo ser parte de ustedes.
Les dejaré un pequeño fragmento de la novela.
Leer aquí
(Fragmento=
—Sé que ustedes tienen mucho de qué hablar, pero necesito hablar con Krystle de algo sumamente importante —interviene Elliott.
—De pen... —habla por lo bajo.
El amigo de Elliott es demasiado gracioso por lo que veo está traumado al escucharnos hablar de los penes y eso que no nos ha escuchado cuando hablamos del tamaño y de lo que hacen cuando lo tenemos dentro.
—¿De qué…? —pregunta Elliott.
—Ah, es que a tu amigo le gusta escuchar los temas referente a los pen... —reprimió una sonrisa al ver el rostro de Elliott.
Na-ah, ni que fuera tan santo para no ver que Sol y yo somos unas pervertid...
—Sol, te doy permiso para que te vayas con tu novio mientras me quedo hablando con Elliott —hablo con un poco de recelo.
—Vámonos Edgar porque esta perra habla en serio.
—Es necesario el vocabulario “perr...” —enfatiza la última palabra.
Cuando iba a contestar Sol se adelanta y corre tras los brazos de su amada, “¡qué cursi!”, pongo mis ojos en blanco y le digo que me espere en la sala y que ni se le ocurra irse sin mí. Ella asiente y me dice que ni loca me dejaría con mi amante junto con mi ex.
Después de ver que ella desaparece en compañía de su nuevo amor, me encamino y me siento sobre la cama.
—¿En serio hablan de penes? —dice sin poder creer lo que ambas somos capaz de hablar y de hacer.
—Bueno… —miro y veo mis uñas perfectas.
—No puede ser —niega entre risas.—Ustedes dan miedo—dice tras cerrar la puerta.
¿Por qué la cierra?, no sería tan obvio que ambos estemos solos en esta habitación. En el primer piso está Hunter y puede pensar que ambos tengamos algo.
Eso parece como si te interesara.
Cállate conciencia, no es que estés preocupada, pero es que realmente es demasiado sospechoso que ambos nos quedemos solos en la habitación.
Encojo mis hombros, si a él no le importa, ¿por qué debe importarme a mí?
—Ahora me puedes decir que es lo que quieres hablar para que decidas estar a solas conmigo —no quito su mirada.
—Estoy aquí porque te has portado mal —en su rostro se dibuja una enorme sonrisa.
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