¡Saga Dominante en Descuento!
Mis amores el mes ya termina y les traigo el último descuento...
Giovanni y Massimo llegan para enamorarnos y encantarnos, este par de hermanos nos harán sufrir, reir y sobre todo calentarnos al máximo... ¿Están listas?
Pequeño Fragmento EL LIBERTINO:
—Gracias por la cena Giovanni, buenas noches — empiezo a caminar para abrir la puerta y cuando paso por su lado, me sujeta la mano deteniéndome, me gira y pega a su cuerpo.
Sus labios toman los míos, sus manos se sienten muy bien en mi espalda y un gemido involuntario se escapa de mí, recuerdo que no me he puesto brasier, y él ya lo ha descubierto. Me da una sonrisa juguetona justo antes de mover sus manos hacia delante y ponerlas en mis pechos.
¡Está pasando de nuevo! Pero no quiero detenerlo, ¡A la mierda!, quiero volver a sentir su cuerpo y esta vez quiero recordar todo.
—Si quieres que me detenga es un buen momento para hacerlo – su voz ronca me hace estremecer — porque pienso follarte toda la noche, hacerte gemir y gozar hasta que no puedas más, hasta que me ruegues que me detenga.
—Gio… — Intento hablar, pero en ese momento él aprisiona uno de mis pezones entre sus dedos y mi protesta muere en mis labios.
Empieza a intercalar las caricias con pellizcos y siento como mi calor sube. Empiezo a consumirme por dentro. La humedad en mi entrepierna demuestra de cuanto lo estoy gozando. Él acerca su pelvis a la mía y me deja sentir cómo esta situación le está afectando, lo duro que está.
—Te deseo Addi, quiero enterrarme en ti y probar de nuevo tu excitación.
Se acerca a mi boca. Estoy embobada probando sus labios.
—Giovanni, ¿Por qué juegas conmigo? — logro decir con dificultad.
—No lo estoy haciendo dulzura, pero te aseguro que los juegos que yo tengo para mostrarte te encantarán.
Antes de que le pueda responder se apodera de mis labios robándome el aliento. Sus labios se mueven sobre los míos de manera intensa y yo me esfuerzo por seguirle el ritmo, se hace paso a mi boca a través de mis labios y siento como su lengua me invade a la misma vez que una de sus manos se posa en mi entrepierna descubriendo lo mojada que me encuentro, rompe mi braga y el beso para mirarme fijamente, sus ojos están oscurecidos por la lujuria.
—No le niegues a tu cuerpo lo que desea — acaricia mis pliegues, mi clítoris con ímpetu y gimo, me estremezco ante sus hábiles dedos — esto es lo que ambos queremos.
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Pequeño Fragmento de EL VERDUGO:
Él está de pie frente a la chimenea encendida con un trago en la mano, dándome la espalda.
—Tenía que ir…
—¡Desobedeciste! — grita y voltea, me hace estremecer.
—En lo que respecta a mi madre no pienso ceder —hablo firme.
—Muy bien — asiente — tienes un minuto para esperarme en la habitación.
Volteo y salgo del despacho caminando, cuando cierro la puerta corro por las escaleras para llegar rápido, cierro la puerta e inmediatamente me desnud0, no pienso en nada más, solo quiero complacerlo para calmar su cólera.
Escucho sus pasos al subir por las escaleras, me arrodillo, coloco mis manos a la espalda y agacho la cabeza, inmediatamente recuerdo la cola de caballo y suelto mi cabello, estoy agitada.
La puerta se abre y veo sus zapatos al detenerse al frente de mí. Toma mi mentón y levanta mi rostro, pero miro a otro lado.
—Mírame — ordena.
Mi mirada se dirige a él, está serio e impasible.
—Nuevamente, me haces dejar los planes que tengo a un lado — me mira a los ojos — entiendes que tengo que castigarte por desobedecer.
Asiento en silencio.
—Acuéstate — señala la cama y me dirijo a ella.
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