Placeres

Ninfas ❤️

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Si quieren leer al bebé de la serie "Juguemos" más abajo les dejo el link (^_-)

"Placeres: Juguemos A Sentir"

Capítulo 1.

—Déjame en paz, Jonathan. Y si es posible, para siempre. — tomé el anillo que me ofreció y lo lancé lejos, en frente tanto de su familia, como de la mía —No quiero compromisos, no quiero amarrar mi vida a alguien que ni siquiera sabe lo que quiere y si me pusieran a elegir a alguien para compartir mi vida. ¿Por qué crees que te elegiría a ti?. 

Su mentón estaba apretado, al igual que sus puños. Ya no estaba de rodillas, pero se miraba derrotado. Vi como sus lágrimas cayeron de una en una rodando por sus mejillas, y, tuve tantas ganas de retractarme y saltar a sus fuertes brazos, decirle que olvidara lo que le había dicho y empezáramos de nuevo, pero no sería lo correcto y tampoco lo mejor. Al menos no para nosotros. 

No dijo nada y recogió el anillo, mirando con vergüenza hacia los lados. Con educación se despidió de mis padres y antes de salir de la casa me dirigió una última mirada, llena de tristeza, reproche y quizá incluso odio. 

Esto era lo mejor para él y para mí. Aunque para mí lo mejor era él. 

 

※✥※∴※∴※✥※∴※∴※✥※∴※

 

—¡Vamos, Ally! ¡Ya despierta! —Myriam, mi hermana, me jala del brazo, me quita la sábana y grita en mi oído, haciendo que mis hermanos se levanten, salgan de sus habitaciones y le griten de malas ganas que se calle. —Es el dia de la prueba de tu vestido. 

Tengo mucho sueño, pero recuerdo que es cierto. Estoy organizando dos bodas. Una de ellas, es mía.

Abro mis ojos y dando un salto de la cama, saludo a mi hermana "la escandalosa" y voy al baño. Después de hacer mis necesidades, lavo mis dientes y tomo una refrescante ducha tibia para empezar con ánimos el día. Tengo mucho que organizar y después de haber sido nombrada como la mejor organizadora de bodas por el Times California, debo demostrar porqué lo soy y esforzarme más. 

Desenredo mi cabello con mis dedos, enjuago mi cuerpo y salgo de nuevo, ya lista y fresca, a la recamara. Myriam al verme, niega con indignación. 

—Llevaba más de media hora hablándote. —posa sus manos a cada lado de la cintura. —¿Cómo es que eres la mejor organizadora de bodas del estado y duermes mucho?. 

Eso me duele un poco, porque me hace recordar la razón por la que no podía despertar. 

Aquellos ojos azules llenos de lágrimas aparecen de nuevo entre mis pensamientos, su mirada, su sonrisa, sus besos… 

Y me detengo ahí. 

No es algo que deba traer de vuelta. En especial cuando estoy a tres semanas de mi boda. 

—Estaba soñando con un… Oso. —le miento a mi hermana, quien cruzando sus brazos me mira con incredulidad. —De verdad, soñaba que se comía a Caleb. 

—Oh, ¿En serio? Porque no era a Caleb a quien llamabas. Inclusive le pediste que volviera…

—No arruines mi mañana de esa forma ¿Quieres? Ya pasaron cinco años de eso, es parte de mi pasado, de algo que no quiero recordar y que al igual que su nombre, está prohibido en esta casa. 

Tomo un vestido de color rojo suave de mi guardarropa, un juego de lencería de color negro y unas pantimedias transparentes, y sacando del cuarto a mi hermana, me dispuse a colocar. 

—Como sea, solo te llamaba porque es tarde y porque te llamaron de Londres.

—¿De Londres?. 

—Una tal Karoline… dijo que llamaría luego. 

—De acuerdo. Gracias. 

Myriam se va molesta y lo demuestra cuando al salir, azota la puerta tras ella. 

No le tomo importancia. No quiero pensar en ello, así que me concentro más en mi vestuario. 

El vestido es holgado y hasta la rodilla. Es de tirantes y el escote es un poco pronunciado. Es de los más viejos que tengo en el closet, pero como no tengo mejores opciones, decido colocar ese. 

Me cambio lo más rápido que puedo, el desayuno ya debe estar listo. Coloco mis zapatos de plataforma del mismo color del vestido, sujeto mi cabello en una media cola y salgo con prisa de mi antigua habitación. 

Se supone que no debería estar aquí, ya que desde que me mude con Patrick, mi prometido, ya casi no venía a casa, pero dado que estamos remodelando nuestra casa, no he tenido otra opción que vivir con mis padres un tiempo. 

De hecho no es tan malo. No he escuchado los reproches de mi familia ya que están de viaje. Fueron a visitar a mis abuelos en Italia. En cuanto a Myriam, pronto se irá a un campamento de capacitación por su empleo. 

Mi familia es numerosa, tengo ocho hermanos, a mis dos padres, tres abuelos, un perro y a ninguno le agrada Patrick. 

Tomo un trozo de pastel de piña de la nevera, un vaso de leche y desayuno lo más rápido que puedo. Mientras estoy en eso, mi teléfono vuelve a sonar. Seguro es la chica que llamó desde Londres. Tomo la llamada y con mi boca medio llena le contesto. 

—¿Si?. 

—¡Oh, sí contestó! — sonríe con timidez a través de la línea —Lo siento, creí que no tomaría la llamada. Soy Karoline Taylor, llamé hace poco para hablar con usted… 

—Lo siento, si es por lo de la planeación de su boda… 

—¡Sí! —me corta emocionada —Estuve hablando con mi prometido sobre ello y dijo que contratara a la mejor del mundo, y he visto su trabajo ¡Lo amo! 

Sonreí, sabiendo que era cierto. Quizá me hacía falta humildad, pero me esforzaba cada día por ser la mejor y que alguien me lo dijera, era gratificante. 

Aún así, debía rechazar a la chica, quien quiera que fuera, porque no tenía tiempo y porque también debía concentrarme en mi boda. 

Suspiré antes de romper su corazón. 

—Lamento mucho esto, pero tendrá que conseguir a otra persona, mi agenda está ocupada y… 

—Pagaré lo que sea, la cantidad de lo que cobre por su trabajo, estoy segura de que lo vale…por favor. 

—Lo lamento, pero… 

—Tengo cáncer ¿si? Mi prometido no lo sabe, pero es terminal y… Quiero hacer esto. 

—¿Disculpa? —Sonreí un poco más molesta que antes —Muchas personas han usado ese truco muchas veces.. 

—Quisiera que fuera un truco… Pero aunque odio viajar, mi prometido quiere casarse en Estados Unidos para estar con su familia y yo quiero hacer de esto lo mejor de nuestras vidas… Al menos, ya que es lo último que haré, que sea mágico.

Miré mi pastel, luego la hora en el reloj de pared, por último miré el perfecto barniz de mis uñas y asentí con la cabeza. 

—De acuerdo. ¿Cuándo nos podríamos ver para arreglar los preparativos…? 

Algo me decía que esto sería malo. 

 

… 

 

JOHN

 

—Llegué. —informo en voz alta, dejando las llaves sobre la mesa de noche. Quito mi saco y enseguida escucho sus pasos apresurados cruzar de la habitación al pasillo. Mi prometida se lanza a mis brazos apenas me ve, rodea mi cadera con sus piernas y une sus labios a los míos, hundiendo sus dedos entre mi cabello. Es hermosa, alegre, perfecta y… besarla es mi pasatiempo favorito. Nos separamos para recuperar aire y acariciando sus muslos, llevo una mano por debajo de su short y acaricio sus glúteos. —¿Por qué tan contenta?. 

Muerde sus labios, desabotona mi camisa y deja pequeños besitos en mi cuello. Aprieto más su piel y la llevo hasta el sofá. —¿Me dirás?. 

—¿Recuerdas que me dijiste que podía contratar a alguien que me ayudara con la boda? —Asiento, elevando su camiseta de la orilla para besar su abdomen. —Bueno, llamé a la mejor de todas y déjame decirte, cielo, que me ayudará a conseguir un lugar… ¡Mmm! ¡Qué rico…! —jadea al sentir mis labios contra la piel delicada y abultada de sus senos —. ¡Préstame atención, Jonathan White…! 

—Lo hago, amor… 

Ríe bajito y se arquea sobre el sofá para darme más acceso a su cuerpo. —Le dije que viajaremos mañana a Estados Unidos y aceptó… 

—¿En serio? ¿Solo así? Pensé que esas mujeres viven de boda en boda. 

—Sii, al inicio dijo que estaba ocupada, pero luego le dije que tenía al prometido más impaciente del mundo y aceptó. 

Solté una carcajada en su cuello, mordí el lóbulo de su oreja y mientras ella se encargaba de quitarme el pantalón, yo masajeaba sus senos con mis manos y exploraba su cuello y clavícula. 

Karol era perfecta, su cuerpo estaba hecho para mí, era mi perfecta medida y amaba como su cabello brillaba cuando se paraba a tomar el sol en la ventana. Sus ojos, que eran de un claro color miel, parecían verdes y ella, era se volvía una diosa. 

Si alguna vez había querido a alguien más, ahora solo podía pensar en ella. 

La hice mía esa tarde, la noche y cuando recién se hacía de mañana. Éramos libres de estar juntos y sabía que ella era la persona con la que quería estar el resto de mi vida. 

Una larga vida… 

 

… 

 

—¿Seguro que tu familia me querrá?. 

—Seguro… Que no lo sé. 

—¡John! 

—Te amarán, cielo. Yo ya te quiero. 

Se detuvo de golpe a la mitad del aeropuerto. 

—Pero no me amas… 

—Karol… 

—Está bien. Hemos hablado de eso… pero sería lindo oírlo algún día. 

Continuó caminando, pasó por mi lado y me sobrepasó, dejándome atrás con un sentimiento de culpa en mi pecho. 

Al llegar a casa de mis padres, su miedo desapareció, pues fue recibida como parte de la familia al instante y se llevó de maravilla con mis padres. 

Estar aquí no me brindaba la sensación más cómoda del mundo, porque aunque no lo quisiera, los recuerdos habitaban en cada rincón de esta casa. Aún así, no me permití pensar más en ello. 

Dejé las maletas en mi antigua habitación, saludé a Susan, mi cuñada, quien había regresado de Italia unos días antes, y se estaba quedando ahí con Christian y sus hijos. Sin embargo, al ver a los gemelos, de seis años, no pude evitar retroceder en mis recuerdos y pensar en ella. De no haber sido de esa forma, yo tendría un hijo de la edad de ellos. 

Me sentí un imbécil por un momento, luego recordé que esa persona ya no significaba nada en mi vida y bloquee de nuevo aquella parte de mis recuerdos. 

Al bajar a la sala me sorprendió ver lo bien que mamá parecía llevarse con mi prometida. Ella sería ese futuro que había estado esperando. 

Allyson Daigle ya no era más que un mal recuerdo. 

 

… 

 

—Iré a ver a un cliente. Te llevaré a ver a esa mujer. 

—No, ve tranquilo —dejó un casto beso en mis labios —Yo estaré bien. Tomaré un taxi. 

—No conoces la ciudad. —la tomé en brazos y a regañadientes se dejó llevar hasta el auto. —Tengo tiempo. De paso puedo conocer a la chica que hará posible que seas mía de forma permanente. 

Se acomodó en el asiento de copiloto y me miró divertida. 

—Ya soy tuya de forma permanente, tonto. 

Le di un pequeño beso en los labios y puse el auto en marcha. 

Durante el camino, mientras escuchaba a mi prometida cantar todas las canciones de la lista de reproducción, pensaba en los diseños que le ofrecería al cliente para la remodelación de su casa. Los planos iban en el baúl y llevaba todo listo para impresionar, sin embargo este sería el único trabajo que haría aquí. Después de la boda regresaría a Londres. Allá tenía mi empresa, mi casa, mi vida, mis amigos y todo lo que me había costado conseguir. Habían sido seis años difíciles, pero que al final habían válido cada puto segundo la pena. 

A dos cuadras de llegar al centro comercial, en donde nos encontraríamos con la chica de las bodas, sentí como si algo me dijera que no fuera ahí, que diera media vuelta, pero de ver el rostro de mi prometida seguí adelante. Quizá esa mujer no era tan sorprendente, pero si le ayudaba a Karol a ser feliz, por mí no había ningún problema. 

—¿Segura que sabes reconocerla? —inquirí, estacionando el auto. 

Karol asintió. 

—Me envió sus descripciones y me dijo cómo estaba vestida. También dijo dónde estaría sentada. 

Bajamos del auto, tomé su mano y siendo guiada por ella, llegamos hasta una pequeña cafetería. 

Quería casarme, estaba seguro de mi vida y estaba listo para dar otro paso, hasta que al estar de frente a esa persona, todo se congeló y desapareció. 

Era ella… 

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1 comentario

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Maria Ines Huayanca Masson
13.11.2021, 06:17:24

Hola Kim!!! Espero que estés bien, ya me leí toda la saga jajajaja quería saber cuando publicaras será nuestro secreto?

Kim Mari
13.11.2021, 05:18:29

Maria Ines Huayanca Masson, Sii y eso me hace super feliz (^o^)❤️❤️❤️ será muy pronto, pero antes publicaré "Mia Fiore" ❤️ dentro de unos días ❤️

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