Amo de la perversión ¡Actualizada!
Amo de la perversión
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Capítulo 20 Una lección inolvidable
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Fragmento:
―Bájate de la mesa, ponte la ropa y márchate a tu casa ―espeto furioso antes de subirme los pantalones con premura―. Una vez que estés en tu cuarto pones el seguro de la puerta para que nadie pueda entrar, luego, esparcirás tres puñados de arroz en uno de los rincones de tu habitación, te arrodillaras sobre los granos y con la vista fija hacia la pared, te quedarás allí hasta que el dolor cale hasta tus huesos ―me subo el cierre del pantalón y abotono mi camisa―. Cuando el sufrimiento se torne insoportable, te levantarás de allí, tomarás una imagen con el móvil de tus rodillas marcadas y la enviarás a mi celular. Asegúrate de hacerlo o la próxima vez tu castigo no será tan piadoso como el que acabas de recibir.
Salgo de allí y corro a toda velocidad para tratar de darle alcance a mi oveja descarriada y procurarle un castigo que jamás olvidará. Al salir de la sacristía observo el desastre de fluidos que dejó frente a la puerta. Salto sobre el charco y sigo mi camino, pero cuando alcanzo a llegar al exterior, no la veo por ninguna parte.
¿Cómo pudo desaparecer tan rápido? Miro en todas direcciones, pero no hay ni un solo rastro de ella.
―Buenas noches, padre Graham, deme su bendición.
Pide una de mis feligreses en cuanto pasa frente a la iglesia y me ve parado en la entrada.
―Dios te bendiga, hija mía ―con gran fastidio le hago la señal de la cruz―, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Cuando percibo sus intenciones de querer entablar conversación, me despido de ella y regreso al interior de la iglesia. Necesito buscar mi teléfono para llamar a Nathaly y preguntarle si Rachel llegó a casa. A pesar de haber acabado de follar a Michael, deseo tener a mi favorita entre mis brazos, he decidido no esperar más y convertirla de una vez por todas en mi mujer. Nada se compara con las emociones indescriptibles que me causa la predilecta de mis ovejas, la que más satisfacción me provoca aún sin haberla follado. La mujer que está destinada para ser mi compañera y la madre de mis hijos. Esto no significa que abandonaré mi pasatiempo. Rachel será mi mujer, la primera y única ante los ojos de todos, pero el resto seguirá siendo mi pasatiempo secreto, una deliciosa diversión de la que no pretendo desprenderme. Solo espero por el momento apropiado para apartar de mi camino al gran y único obstáculo que me impide lograr mi cometido… Sus padres. Porque estoy seguro que por mucho que me estimen, cuando sepan que quiero a su hija para mí, se negaran a aceptarlo de cualquier manera.
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