Nuevo Estreno "Perversas sin Destino"
Mis amores, Perversas sin Destino, volvió con todo. Ambas son dueñas de una pasión desmedida y una lujuria capaz de escandalizar al mismo diablo. Alessandra y Briana tendrán que unirse en contra de los Caruso quienes han regresado para acabar con la poca paz que cada uno había conseguido. Tendrán que demostrar su fuerza y valentía.
Cuando una mujer desata su furia, hasta el mismo diablo le teme. No hay perdón ni redención en la mafia.
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Pequeño fragmento:
—¿A dónde vas? —habla entre dormido sujetando mi cintura para pegarme a él.
Puedo sentir el calor que desprende su cuerpo, la tibieza de sus fuertes manos al sujetar mi bajo vientre.
—Sigue durmiendo, voy al baño —murmuro y le doy un ligero beso en los labios.
—Mi polla quiere estar dentro de ti —Me pega más y siento su dureza apretando mi bajo vientre, este hombre es insaciable y me fascina.
—Prometo no demorar —susurro.
Me libera de sus brazos y camino hasta el baño. Escucho una música suave sonar (me parece que la he escuchado antes) y ambos nos miramos sin entender qué es lo que está pasando. Giro para abrir la puerta del baño cuando una fuerte explosión me hace caer al suelo. Los oídos me retumban y los tapo presa del pánico.
—¡Alessandra! —Sebastián grita mi nombre e intenta levantarse de la cama.
Dos hombres encapuchados rompen la puerta logrando ingresar. Trato de levantarme, pero el miedo me ha paralizado. Se dirigen hasta Sebastián con las armas en mano, él se apresura a sacar el arma que guarda al lado de la cama, pero no le da tiempo y sin decir nada empiezan a dispararle.
Uno, dos, tres… El sonido resuena llenando toda la habitación y pierdo la cuenta de las balas que estallan en su pecho. Grito hasta quedarme sin voz y saco fuerzas de dónde sea para levantarme y correr a su lado.
—¡Sebastián! —grito desesperada mientras con mis manos inútilmente trato de cubrir las heridas para evitar que siga desangrándose.
El olor a hierro no me deja respirar mientras mis manos se cubren del color rojo carmesí de la sangre. El corazón va a salir de mi pecho. Sus ojos se cierran y ya no siento sus latidos.
—¡No me dejes! ¡Sebastián! ¡Amor no me hagas esto!
Las lágrimas caen por mis mejillas y levanto su cabeza para acunarlo en mi pecho desnudo, meciéndome de atrás hacia adelante. La música sigue sonando de fondo y cada vez el volumen es más alto. De pronto el sonido del seguro de un arma me hace girar el rostro para encontrarme con un arma apuntando a mi frente.
1 comentario
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IngresarYo lei la primera versión y me encantó seguro esta editads debe estar super interesante ....a leerla de nuevo...
Silvia Ordonez, Bienvenida nuevamente, espero te guste ;)
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