Nuevo capítulo de «La caída de Izan»

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—Mejor nos detenemos antes que hagamos algo de lo que nos podamos arrepentir.

Lo abrazo por el cuello.

—¿Y si no quiero detenerme?

—Nora, te dije, no tengo apuro.

—Tú no, pero yo sí—me levanto de su regazo y extiendo mi mano hacia él—. El último hombre que me tocó fue Miguel y no quiero que siga siendo así. Necesito sentir a alguien más para estar segura de que no hay ninguna marca en mi piel que me recuerde a él. Te quiero a ti.

Él sonríe, toma mi mano y se pone de pie.

—Si te hago el amor, Nora, seré el último hombre con quien compartirás esa intimidad—toma mi rostro entre sus manos—. Serás mía y solo mía, y no como un objeto o propiedad, sino como una mujer que no puede estar con ningún otro hombre.

—No tengo intención de estar con ningún otro hombre. Solo quiero estar contigo.

Me besa y me lleva en brazos.

—Bien, deseo concedido. Espero no te arrepientas y me amenaces con tirarme por el balcón porque te acusaré con mi madre y con la pirañita de tu sobrina. No sé cual de las dos da más miedo.

—¿Cómo vas a acusarme si estás muerto? No creo que sobrevivas de una caída del quinto piso.

—Me las ingeniaré desde el más allá.

Y me dejo llevar a la habitación entre risas y besos.