AMOR PROHIBIDO Y PELIGROSO
Siendo ya las dos y media de la madrugada, la mujer de baja estatura finalmente siente que el vehículo empieza detenerse. Al bajar del vehículo ella se acerca a la puerta de su casa con la atenta mirada del chófer, quien muy servicial obedeció las órdenes del viejo director de la empresa de cosméticos Franco. Luego puso en marcha el auto para irse una vez Viviana Barbosa entró en su casa, sin embargo, no tenía pensado acostarse todavía, pues su cuerpo demandaba agua, como animal en un desierto, para poder sofocar el ardor persistente como la maleza en la selva. Así que velozmente se dirigió a su baño, en donde empezó a quitarse toda la ropa hasta quedar completamente desnuda. Su bombacha quedó arruinada y su entrepierna chorreaba una cantidad considerable de su néctar femenino.
Por supuesto que ella todavía tenía en la mente a su paciente Antonio Del Valle, declarando estar enamorado de ella, embriagado y fuera de sí..., más no parecía estar mintiendo. La simple idea de tener un enamorado le hizo bajar su mano derecha directamente a su entrepierna, la cual, ardía cómo edificio en llamas, con intenciones claras como el agua. A pesar de la vergüenza que sentía de estar dándose placer así misma de cuclillas, como una esclava, pensando en un hombre el cual no era su esposo, la mujer de baja estatura pensó o mejor dicho decidió creer que era el alcohol dominando su cuerpo para no aceptar que le encantaba la idea de que Antonio Del Valle estuviese secretamente enamorado de ella.
Su juego de manos en su vagina finalmente consiguió que ella tuviese un orgasmo por segunda vez en esta noche tan confusa, para después tirarse en el piso del baño acalorada, llena de sudor, suspirando y lanzando débiles gemidos, como Dios la trajo al mundo. Luego se metió en la bañadera justo debajo de la regadera, para abrirla y que el agua se lleve el calor, junto con su vergüenza. El agua por supuesto estaba fría, pues ella quería qué la calentura le bajara lo más rápido posible y que no volviese nunca jamás.
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