Muñequita presidencial ¡Actualizada!
Hola mis niñas aquí les traigo un pequeño capitulo, un abrazo fuerte.
fragmento introductorio
A lo largo de la vida siempre hay errores que te marcan para siempre, dejándote con cicatrices que tal vez sean pequeñas o incluso cicatrices que no se borrarán jamás ni aunque pasen mil años. Espinas que se clavan en tu corazón y lo cortan con cada movimiento que haces, tu corazón sangra y se derrite con las miradas, las habladurías pero sobre todo con los recuerdos dolorosos, recuerdos que no te dejan avanzar y tristeza que se esconde detrás de una sonrisa alegre.
Yo lo sabía muy bien, había vivido cinco años con una cicatriz gigante, una tristeza en el pecho y una sonrisa en el rostro fingida, una que me gritaba lo mala que había sido, y la cual me recordaba que jamás podría ser feliz, eso era lo más doloroso, saber que jamás podría encontrar la felicidad pues el karma me haría pagar por un error que yo no había cometido. Lo peor son los recuerdos, pues después de aquella noche nada volvió hacer como antes, mi hermana quedó en coma a causa del golpe que recibió de mi parte y el cual le provocó muchas lesiones internas, Lorenzo desapareció de nuestras vidas y mis padres se encargaron de hacerme la vida imposible hasta que logré salir de esa casa, pero no era suficiente; todo el pueblo hablaba de lo que había pasado y muchos de ellos intentaron matarme incluso llegar a abusar de mí aún cuando les gritaba que no era mi culpa, que yo no había hecho nada, así que llevándome mis sueños en una maleta subí al autobús y me aleje, enterrando consigo mi pasado.
Esperando que algún día mis cicatrices pudieran sanar.
—Aurora ¿Estás bien? —la voz de mi mejor amiga y socia me hace regresar al presente, mirando que ya se ha ido el último cliente de nuestra tienda de ropa y joyería, y a tienda que gracias a nuestro esfuerzo logramos levantar y no solo eso también es de las más prestigiosas de la ciudad —Te ves desconectada del mundo no es la primera vez que lo noto.
Nadie podía saber la verdad, ni siquiera Nadia, ella fue la primera persona que confío en mí, dándome empleo en su casa para después con mis ahorros y los suyos montar nuestra tienda que se extendió a otros países, claro que nadie sabe que yo soy dueña, nadie más que Nadia.
—Sí, estoy bien solo estoy cansada —miento tocándome la cabeza apartando el dolor —Creo que lo mejor es que me vaya a dormir.
Ella me mira confundida pero no me detiene —Entonces buenas noches —me dice mirando a su novio, el cual ha llegado por ella.
—Buenas noches, Nadia.
Con una sonrisa fingida camino hasta mi auto decidida a marcharme, mirando como mi mejor amiga se aleja con su esposo quien la besa en los labios
Ojalá pudiera tener algo así, pienso pero entonces recuerdo lo que hice y todas las esperanzas se van al traste y aunque ya no sigo siendo aquella niña asustadiza que todos la humillaban, aún quedaba ese pánico a una relación.
«Para ya, Aurora. Lo mejor será irnos» me digo a mi misma arrancando el auto, pero antes de que pueda lograrlo dos camionetas me cierran el paso, bajándose de ella hombres encapuchados que me apuntan a la cabeza.
Esto debe de ser un error, yo no le debo nada a nadie… esto no me puede estar pasando.
Los hombres me jalan del brazo y apunta de pistola me suben a su camioneta poniéndome un líquido que me hace caer inconsciente.
«Por favor, diosito no permitas que muera» Rezo cerrando mis ojos, escuchando como último una voz muy conocida.
—¿Me extrañ
abas Aurora?
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