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FRAGMENTO

—Supongo que hay una explicación razonable para que vengas tomado de la mano de mi hermana —Kilian clavó sus ojos en los míos y le sostuve la mirada. —Tu hermana me gusta —respondí con aplomo, sin soltarle la mano —. Y vine para pedirle una oportunidad. —¿Una oportunidad para qué? —Para conocernos mejor y dejar que lo que sentimos fluya —Esa mirada heladora me estaba empezando a poner nervioso. —¿Qué sientes por ella? —La quiero —respondí sin dudar, eso era lo que sentía y no lo iba a ocultar. Las caras de sorpresa de todos, al escucharme admitir que la quería, estuvieron a punto de hacerme reír. Supongo que nadie esperaba que yo hiciera una confesión de ese tipo, ni la misma Gía, que en ese instante estaba tomando conciencia de la seriedad de las cosas. Kilian se levantó, caminó los pocos pasos que lo separaban de nosotros y miró a Gía antes de mirarme a mí. —Puede que lleve poco tiempo de conocer a mi hermana, pero la quiero más de lo que pensé que podría llegar a quererla. La vida no ha sido amable con ella y odiaría verla sufrir, así que, si no estás dispuesto a darle la felicidad que merece, te pido que te alejes de ella. —Si no quisiera darle lo que merece, no estaría aquí, dejando claro delante de todos ustedes lo mucho que me importa. Tu hermana es la única mujer que me ha importado lo suficiente como para arriesgar hasta mi propio negocio con tal de tenerla en mi vida. Y esa era la más pura verdad, quería a Gía en mi vida y no iba a renunciar a ella, poco me importaba lo que opinaran los demás. La lucha más difícil, había sido conmigo mismo, después de eso lo que dijeran los demás no debería importarme, sin embargo, a ellos los veía como familia y no quería defraudarlos.