Mi nombre es Salvador, pero estoy lejos de serlo
—Mi nombre es Salvador, pero estoy muy lejos de serlo. Debes estar completamente seguro de querer llevar a cabo esta locura y de que yo sea tu cómplice. En verdad, ¿quieres que contraiga matrimonio con tu hija y que sea tratada como una empleada más en mi hacienda que como mi esposa? —cuestionó incrédulo, mirando el rostro compungido de su amigo.
Mark había estudiado todas las situaciones y llegó a la conclusión de que, si era trataba como a una empleada más que como esposa de un millonario hacendado, podría asegurarse de que Livier no se viera forzada a estar con Salvador en la int1midad o que al saber quién era en realidad su esposo, arriesgara su integridad solo por interés, por lo que el título de esposos sería solo eso.
Un título arreglado entre ambos caballeros.
Mark asintió seguro de su decisión.
Salvador se recargó en el respaldo de su silla y exhaló profundo mientras meditaba por un momento todo lo que eso iba a implicar en su vida.
Si no le debiera tanto…
—Espero no arrepentirme de esto —murmuró después de unos minutos de silencio, mirando seriamente a su amigo—. Aceptaré esta farsa por seis meses, Mark. Es el tiempo que estaré arreglando los pendientes de la hacienda antes de volver a mi empresa en la ciudad. Será tratada como parte del personal y tendrá la misma protección que todos ellos, pero por razones obvias tendré que ocultar el matrimonio en público y…
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