A la espera del fin.
A la espera del fin, varado frente a la puerta,
Observo el umbral.
Te recuerdo otrora alegre, yo alegre.
Alegre de besos y abrazos.
De ¿Cómo estás?, de silencios amistosos,
de miradas henchidas de nosotros.
¿Que existe ahora tras ese umbral?
Tu no espera.
No es que no desee verte, quiero, sí.
Pero traes una bruma de molesta,
un ambiente yermo.
Una discusión, miradas de odio.
Nuestra casita, donde corrimos y empapelamos de cariños.
de tiempos antaño felices, ¿a dónde se fueron?
Son los mismos cuartos, cocinas, sala, todo lo mismo.
Pero no lo es. Tu mundo y el mío se fracturan.
Indefectible perdición. Anatema a quien propuso amor eterno.
Ahora vienes con un puñal en los labios.
Y yo con un adiós en la cabeza.
¿Matamos al pasado?
¿Cuántas puñaladas más necesita éste recibir?
A mí el cariño que sentía me es atribulado.
No porque los recuerde,
Sino porque me sobran aún palabras bonitas.
¡Qué ganas de abrazarte, de ser el pasado!
Y es lamentable porque llegas y contigo arriban las tristezas.
Tú iracunda, yo iracundo, sin besos ni abrazos.
Lágrimas, murmullos.
¿Qué más queda sino la espera del fin?
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