Reflexiones sobre una despedida
Hola, esto lo había escrito en un momento de depresión casi al término de una larga relación. ¿Les ha pasado?, supongo que la escritura es para el escritor su medio de expresión. Quizá si no me hubiere hecho escritor ya me habría suicidado. Espero lo lean y les guste. Saludos.
Interesante momento éste de salir una vez más de casa. Solo que esta vez no habrá futuro retorno. Aquí termina esta relación. El felices para siempre ha expirado y al amor eterno que tuvimos apenas alcanzamos a rasguñarlo por cuatro años.
Si eso es eternidad el mundo está lleno de infinitos. ¿Dónde queda la finitud? Llevo mis maletas, ropa poca, artículos de limpieza, cosas nimias, como lo somos ahora. Estoy aboliendo los hábitos que me arraigan a esta casa a esta mujer. Aquí me he dado cuenta que uno no es los hábitos que realiza. ¡Desaparecer!, perecer. No volverás a verme amorcito y no es que te odio, eso es lo peor, no despiertas en mí el menor sentimiento.
Las actitudes que antes te hicieron objeto de alegría me son ahora indiferentes, molestas, insulsas. Citando a Kutxi Romero “Será que el camino bueno se ha vuelto malo”, ¡Pero qué digo!, no eres un camino malo, no lo serás nunca, lo que sucede es que me extravié del camino y no deseo encontrarte otra vez porque estoy más cómodo en la indefinibilidad de esta nada.
Ya vez que equivocada estabas cuando te empecinabas con Parménides al decir que nada cambia realmente porque no hay peor muerte que la inmensa estaticidad. No nacimos plantas para morir de raíces en un mismo sitio. No amorcito, el amor es un ser de movimiento y decidimos plantarlo y situarlo en una ventana llamada Facebook, para que todo mundo pueda admirarlo mientras nosotros ni agua le echábamos a esa pobre bestia.
Ya que comienzas a reclamarme, mira tú que interesante pregunta me viene ahora a la cabeza: ¿Hace cuánto que no hacemos el amor? Porque estoy convencido que ese sexo casual que a veces me regalabas para que deje de joderte era peor que el típico dolor de cabeza o cansancio laboral. ¡Hace cuánto queridita mía que no nos abrazábamos al momento de dormir! No me alces la voz, el reclamo es para los dos. Te das cuenta, ese es el problema de trabajar en grupo, que solo uno o una parte del grupo hace el trabajo y el otro se sienta cómodo a esperar los resultados. El problema es los dos fuimos el que se sienta y no hace nada. ¡Já, ja!, sonrisita irónica, ja ja.
Lágrimas ¿Es en serio? Siempre estuviste acostumbrada ahogar tus problemas con tu llanto, como si fueran tan pequeños como para morirse con 4 lágrimas falsas. ¡Sí, falsas maldita sea! Admite que estás ansiosa porque cruce el umbral y no vuelva por aquí. Ya lo sé amorcito, me has dicho millones de veces que soy un desgraciado, un hijo de puta. No estoy muy seguro de lo segundo. En fin, amorcito, no te angusties más. Me voy y te regalo cuatro años de recuerdos que, si tienen suerte, te acompañarán el resto de años que te quedan de vida. Adiós.
Christo Herrera Inapanta.
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