Claves para el proceso de Escritura 1ª Parte
Claves para organizar mejor el proceso de escritura (1ª parte):
La Preescritura.
En una entrada anterior del blog, les hablé de las fases del proceso creativo, hoy les comentaré más a fondo las fases en las que se divide el proceso de escritura, que es, al fin y al cabo, lo que más nos interesa a los que nos leemos por aquí.
Son cinco los distintos pasos que se deben dar a la hora de realizar cualquier tipo de escrito: preescritura, escritura, revisión, edición y publicación. Y esto se aplica tanto a cuentos, como a novelas, cartas, poemas, entradas de un blog…
Esta será la primera parte de las entradas sobre todas las claves del proceso de escritura y se irán desglosando cada una de las cinco fases. Hoy veremos la primera, que corresponde a la preescritura:
Fase 1. Preescritura
Cae de cajón pensar que, para comenzar una escritura, habrá un proceso previo en el que, como mínimo, nos planteamos qué queremos escribir. La preescritura, por tanto, comprende todo el proceso anterior a la escritura del primer borrador del texto, y en esta fase conviene que resolvamos una serie de cuestiones que harán más sencillas las siguientes etapas del proceso:
Finalidad
Estaréis conmigo en que no será igual una carta íntima a un amigo que otra que enviáis a un banco para conseguir un préstamo. Así que la primera cuestión a plantearse antes de escribir cualquier texto es su finalidad: ¿explicar, informar, instruir, describir, narrar, conmover, persuadir, entretener…? Cuando tengas esta respuesta sabrás, entre otras cosas, el tono que deberás emplear al escribirlo.
Género
A veces el género ya viene predeterminado, pero a veces hay que planteárselo a partir de la finalidad, del propósito a conseguir. Por ejemplo, si el propósito fuese escribir un texto para conquistar a una chica, cabría preguntarse si funcionaría mejor a través de un poema, de una carta de amor o un pequeño relato. Hay muchos tipos de género distintos: notas de prensa, noticias, relatos de suspense, cartas, ensayos, novelas de amor, poemas… Dependiendo del objetivo, un género u otro puede adecuarse mejor a nuestras necesidades.
Audiencia
Quién es el lector o el receptor del texto también puede afectar al modo en que nos planteemos su escritura o incluso la documentación. No es lo mismo un cuento para niños que otro para adultos, tampoco es igual escribir un ensayo científico para una revista especializada que para el público en general.
Tema
En ocasiones, ya tenemos claro el tema que queremos tratar o bien viene dado desde fuera. Por ejemplo, puede que el profesor nos haya mandado un trabajo de investigación sobre un tema concreto, o porque el grupo de escritura en el que participamos hace una propuesta mensual con un tema concreto sobre el que escribir.
Lo que pasa es que, a veces, incluso teniendo el tema marcado, no se nos ocurre cómo enfocarlo o qué historia contar con dicho tema. ¿Qué podemos hacer entonces? Existen una serie de trucos que pueden ayudarnos a dar con la idea:
Haz una lista: me encantan las listas. Me parece que son útiles para casi todo y la escritura no es una excepción. Pongamos por caso que tienes que escribir un texto sobre la violencia. Una buena forma de encontrar ideas es escribir una lista de situaciones que tú relaciones con ese tema. Escríbelas sin pensar, una tras otra, de forma automática y sin censurarte. Cuando termines, reléelas con calma y seguro que alguna te sugiere una buena idea para empezar a trabajar.
Otra forma de realizar la lista sobre un tema es anotando todos los aspectos que nos gustaría hacer llegar al lector. Por ejemplo, si quisiésemos desarrollar una tesis sobre la violencia, escribir una carta o una nota de prensa, sería importante apuntar una a una las partes de las que quieres hablar. Luego pensaremos cómo desarrollarlo y estructurarlo, pero primero tenemos que saber bien qué queremos contar. ^^
Haz una analogía: otra forma de encarar un tema es a través de una analogía. Por ejemplo, puedes intentar explicar tu visión sobre la violencia a través de una pelea de payasos en un circo, o con una historia de leones reclamando su territorio en la sabana. O, por poner otro ejemplo, podrías establecer una analogía entre la sociedad de consumo actual y el ratón que gira en su rueda sin parar. Ése tipo de cosas. Busca el ejemplo con el que puedas encontrar mejor paralelismo y empieza a trabajar a partir de él.
Concede una entrevista: ésta posibilidad puede sonar más extraña, pero qué caramba, a la hora de intentar ser creativos, deberíamos permitirnos estar un poquito locos. Prepara una serie de preguntas sobre el tema que tienes que tratar y luego contéstalas como si te estuviesen realizando una entrevista. Con las respuestas, puede que encuentres la clave sobre cuál es tu visión sobre el tema y cómo podrías enfocarlo en el texto.
Idea
Y, ¿qué ocurre cuando partimos de cero? Cuando tenemos que desarrollar un texto, pero ni idea de por dónde empezarlo. Cuando nos sentamos a escribir y nos quedamos en blanco. ¿Te ha pasado alguna vez? Seguro que sí, a casi todos nos ha pasado. ¿Cómo podemos solucionarlo?
Escritura automática: creo que ya os he hablado en muchas ocasiones de la escritura automática en el blog, pero creo de veras que puede ser una gran fuente de inspiración y creatividad. Para ello, hay que lanzarse a escribir lo primero que se nos venga a la cabeza, sin censuras de ningún tipo y sin necesidad de que tenga sentido aparente. Lanzarse a escribir a lo loco durante 5 o 10 minutos y dejar que el subconsciente nos vaya guiando. Al terminar, además de habernos desahogado, puede que tengamos uno o dos temas interesantes para empezar a desarrollar.
Tormenta de ideas: elige un tema que te gustaría tratar (violencia, amor, guerra, venganza…) y escríbelo en el centro de una hoja. Luego, tal y como comentábamos en el punto anterior del tema, haz una lista con situaciones que relaciones con ese tema.
Disparador creativo: otra forma de conseguir ideas es a través de un disparador creativo. Se trata de tomar una serie de palabras o una frase, por ejemplo, y desarrollar una idea a partir de ahí. Buscando un poco por Google seguro que encuentras alguno.
Usa la memoria: rebusca en incidentes o anécdotas vividas, de tu pasado, de tu infancia, de tu juventud…
Anota tus ideas: si llevas un cuaderno de ideas siempre encima para ir anotando cualquier cosilla que se te ocurra, cuando estés ante un papel en blanco puedes recurrir a él en busca de inspiración.
Usa tu fantasía: déjate llevar, sueña un poco, fantasea y busca en tu cabeza la historia que te gustaría vivir, la aventura que te gustaría protagonizar. A partir de ella, intenta desarrollar tu idea.
Crea un personaje: puedes sacarlo de un disparador creativo, inventártelo a partir de una imagen, observar a alguien que camina por la calle… Lo que sea, pero toma un personaje, desarróllalo un poco y plantéate qué podría llevar a ese personaje hasta sus límites, qué podría plantear un conflicto en su vida. Desarrolla la idea a partir de la respuesta.
Investiga
Una vez hayas encontrado tu tema y tu idea, tengas claro el propósito, el género y la audiencia, llega el momento de investigar y documentarse un poco. No siempre es necesario documentarse, pero en general, sí es recomendable al menos leer textos similares o relacionados con lo que vamos a escribir.
Planifica
Finalmente, ya resueltas todas las cuestiones anteriores y a punto de lanzarnos a la escritura del primer borrador, llega el momento de planificar lo que escribiremos a continuación.
Cada escritor es un mundo y ha de organizarse como mejor le resulte. Hay quien necesita una planificación exhaustiva de todo lo que escribirá después, y hay a quien le basta con un breve esquema. Lo que sí recomendaría a todos es que, por lo menos, planifiquen las siguientes cuestiones:
Estructura: aunque sea a modo de esquema, conviene planificar de antemano la estructura del texto (generalmente, dividida en introducción, desarrollo y desenlace o cierre) y lo que se desarrollará en cada una de sus partes.
Sinopsis: intenta resumir en unas cuantas frases la historia o el texto que vas a desarrollar. Esta síntesis te ayudará a tener las cosas más claras. Sobre todo, intenta que en ese resumen se responda, siempre que sea posible, a esas famosas cinco preguntas del periodismo “qué, quién, cómo, cuándo y dónde”.
Y hasta aquí la fase de preescritura. En la siguiente entrada sobre el tema hablaremos del desarrollo del primer borrador del texto. Mientras, ¿qué les ha parecido? ¿Es así como enfocas la etapa previa a la escritura?
2 comentarios
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IngresarHola. Tarde pero aquí estoy :D
Me llamó la atención lo de la auto entrevista. Es cierto. Cuando intentamos explicar la historia la vernos desde otra perspectiva.
Gracias por la información. ^_^
Las conservarse en mi biblioteca muchas gracias es interesante
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