Aquella noche 18+

Tara, tenía muchas cosas buenas; a primera vista, su profesionalismo en el periodismo; su rudeza, su exigencia y determinación con la carrera que maneja, y por supuesto el gran atractivo que solo una rusa de más de metro setenta tiene. Sus hermosos ojos tormenta, sus curvas que cautivan a más de uno y por supuesto una seductora voz tal cual como Jessica Rabbit.

Astrid también notó todo aquello al instante en que la vio por primera vez en aquel bar, donde fue a despejar su desastrosa mente. Sus ojos quedaron hechizados al ver esa mirada tan intensa, y su presencia que irradiaba magnétismo y peligro.

Lo que ninguna de las dos sabía es que aquella noche de otoño muy fría terminaría de envolverlas en algo más que desconocidas.