El mejor regalo

Te di lo más valioso que tenía en ese entonces: mi corazón, mi cuerpo y mi alma, pero eso no fue suficiente para ti.
Dejaste que me marchitara como un solitario espino en el desierto. Me quemé con el frío de la noche y me sequé con la soledad.
Fue entonces cuando me marché, cuando ya no podía respirar por tu falta de amor. Me marché lejos, dolorido al saber que alguien más ocupada tu corazón y no regresé otra vez. No hasta que me escribiste diciéndome que lo lamentabas y que estabas intentando llegar a mí.
Volví, porque a pesar de todo el tiempo transcurrido, seguía amándote en silencio, volví porque sabia que habías muerto algunos días atrás y por alguna extraña razón no podías descansar en paz.
Volví y fue la decisión más maravillosa que pude tomar en toda mi vida.