I Am The Omega 18+

Vox jamás imaginó que la noche terminaría así: con Alastor atado a su cama, camisa rota, respiración irregular y las orejas tensas contra el cabello, mirándolo con un odio tan íntimo que quemaba.

“¡Ustedes dos deberían follar de una vez!”, se burló Valentino, disfrutando cada segundo del desastre.

Y Vox podría hacerlo. Tenía al Radio Demon ahí, sometido y desafiante, temblando de rabia bajo sus manos. Justo donde lo había querido tantas veces. Justo como tantas noches lo fantaseó, deseándolo, odiándolo, buscándolo.

Pero no así. Nunca así.

Porque por primera vez, Vox descubrió que lo que había imaginado durante años no era dominarlo… sino tocarlo sin destruirlo.

Y eso lo aterraba más que cualquier demonio del infierno.