Respirar durante la guerra. 18+

Nunca tuve la oportunidad de ser feliz, ni siquiera antes de nacer, mucho menos cuando nuestras miradas se cruzaron.
Nunca olvidaré esa noche en aquel mercadillo del Trastévere, solo estaba pasando tiempo con mis amigas en nuestro viaje de fin de curso. Ojalá nunca haber dicho sí a ese viaje.
Nos sentamos a tomar unas cervezas en uno de los bares que daban al río cuando te vi en una lancha que pasaba por allí, casualmente, me gusta pensar.
Cada noche después de esa tuve que vigilar mis espaldas porque si no eras tú, sería uno de tus enemigos los que intentaría cazarme.
Cambiar de vida tan drásticamente fue lo que me destruyó, o tal vez fue tu forma de amar.
Ahora solo me queda contarlo en mis memorias.
Porque tú ya no puedes.
A mi querido verdadero amor,
Irina.