The Black Hand

Son como la noche y el día: siempre cerca y nunca juntos.



Al verme de una forma muy sentimental no pude aguantarlo, debía dejarlo salir y contarle todo a ella, la única en quien podía confiar. Mientras nos mirábamos gruesas lágrimas caían de mis ojos

Un nudo en la garganta sentía, lo que le contaría no sabría cómo lo tomaría pero debía de hacerlo - Bech, es mi culpa... - Mi voz ronca estaba, lágrimas mucho más gruesas que antes y más frecuentes caían de mis ojos, cerré los ojos tratando de controlar estás pero no podía - Tengo que decirte algo, ya no puedo seguir guardando este secreto...