Un héroe, un líder y un bote.

Te caerás al agua y alguien te salvará. Te perderás y alguien te guiará. Y habrá un bote que no flotará para siempre. Construye bien tu bote. Escoge bien la madera, amarra bien la vela, decide bien la ruta y ajusta bien tu timón; por que esa barca tendrá que resistir los embates de la vida.

Las personas no se hacen amigas unas de otras tan solo compartiendo buenos momentos. Cuando es así llamas a esa persona colega o compañero, pero nunca amigo. En cambio, muchas veces conoces a alguien, de forma aleatoria, te pones a contarle tus penas, el te cuenta las suyas, y sin motivo aparente te haces más amiga de esa persona nueva que de tu colega de hace tres años. Esto es así porque, nosotros, los humanos, no nos unimos más a los demás evitando mostrar nuestro lado más egocéntrico, sino mostrando nuestras verdaderas debilidades a alguien que nos podría hacer daño con ellas, pero en vez de lastimarnos, las coge, las acepta y nos ofrece sus debilidades en bandeja también. Y ahí es donde esta el verdadero nacimiento de la amistad. Una relación entre dos extraños, que se cuentan mutuamente donde podrían atacar al otro, y guardan el secreto con fidelidad.
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