Abre de par en par las ventanas de tu alma, desempolva tus miedos y enfréntate de una vez al espejo. Comprende que el único que puede juzgarte eres tu mismo.
No vuelvas a permitir que las ausencias a tu alrededor se conviertan en piedras que no te permitan retomar el vuelo.
Que te hundan en un mar de soledad. Necesitas darte cuenta que vives en una habitación a oscuras que puedes iluminar cuando a ti te de la gana.
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