
-
Compartir
- Reportar
No soy solo quien escribe la historia de Enya. En muchos aspectos, soy quien la siente, la sueña y la vive en silencio. Enya es la voz que a veces no puedo usar, la valentía que aún busco, y la mirada con la que intento entender un mundo que no siempre encaja. A través de ella exploro las preguntas que me han acompañado desde siempre: ¿Qué es real? ¿Qué se nos ha ocultado? ¿Qué significa pertenecer?
No escribo para impresionar. Escribo para encontrar sentido. Para abrir ventanas donde antes había muros. Para que alguien —quizá tú— se asome y diga: “Yo también he sentido esto.”
No escribo para impresionar. Escribo para encontrar sentido. Para abrir ventanas donde antes había muros. Para que alguien —quizá tú— se asome y diga: “Yo también he sentido esto.”