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Nudo, silencio de palabras que se forman alrededor de la lengua y exprimen sus pliegues en busca de salida que sea expulsada por la vocalización de fonemas que rebota y eco localiza en el torrente del oído. Desliza y desciende hasta la punta de cerebro que retorcido se vuelve... porque el nudo está enfatizado en sol y no en Re sostenido.
Nudo, creación de pliegues y poros que se expresan alrededor de la boca con una eyaculación de grasa externa, corporal en el rabillo del labio que no se abre, se cierra al compas de una granola que gira y rueda en lo húmedo de la saliva desciende por la tráquea donde olvidado se queda.

Nudo, un nudo que te ata los sentidos, que te desglosa por un caminó Llano enterrando entre las nieves de la cordura, cordilleras llenas de enjambres de dudas, bañado en dudas y mentiras.

Un nudo que se vuelve una partitura de una rima escambrosa, enroscada en el iris de la pupila que confundida afirma si lo que vio fue una mentira o una falsa tómbola que se mece en su palma esperando tener la respuesta correcta a todas estas dudas.

Dudas que se forman en la fibra que se fue trenzado en la tela del nudo que en silencio se amarra y se enreda, se enrosca y no se suelta hasta sus manos enrojecer. Y lo pálido de su piel se logre esconder, porque solo así puede charlar con el nudo y no con la atadura.

Entender el dobles y no ver solo la cuerda, que agitada recorre sus brazos para quedarse en su cuello y anudarse a su vida.