En algún lugar del mundo…
Un coche de último modelo se encontraba subiendo una cuesta inmensa sin ningún tipo de problema hasta que empezó a frenar en cuanto acabó de afrontar la subida, quedándose detenido delante de una verja que daba acceso a lo que era su destino, una mansión.
El hombre que lo conducía, bajó la ventanilla, llamó al timbre y esperó alguna respuesta. Pero de repente, la verja de la entrada se abrió de golpe. Así que sin apenas extrañarse, el hombre aceleró suavemente para poder entrar en el recinto.
El recorrido hasta llegar al edificio era corto, a los lados de la carretera había una serie de árboles, arbustos y flores que hacían parecer que estabas dentro de un florido bosque. Pero una vez que se acabó todo esto, el coche salió de esa pequeña carretera y dio acceso a un parking. Lo que obligó al conductor a aparcarlo en una plaza que tenía reservada para él.
Una vez que la estacionó, se bajó del coche y se dirigió a la puerta de aquella enorme mansión. Entonces, justo cuando iba a llamar al timbre de la puerta principal, ésta se abrió.
– Buenos días, tú debes de ser Luken, por favor, pasa. Te estábamos esperando – una chica le ofreció pasar al interior.
– Gracias – dijo Luken entrando a la mansión.
– Por favor, Charles le está esperando en su despacho, suba esas escaleras, continúe por el pasillo de la derecha hasta llegar a la última puerta – dijo la chica señalando las escaleras por las que tenía que subir.
Luken asintió y echó un vistazo al interior, asombrándose de lo bien decorado que estaba la recepción. Tras inspeccionarlo, se dirigió a las escaleras, sin antes pararse a ver los pasamanos que parecían estar hechos de un elemento dorado. Continuó su recorrido por las escaleras hasta que llegó al segundo piso, descubriendo un gran salón que disponía de sofás de primera clase, sillas hechas de oro y un tapiz que tenía unos espectaculares colores extravagantes. Después de contemplar el salón, se metió en el pasillo correcto y lo empezó a recorrer mirando todos los cuadros que tenía colgados en la pared. Entonces, cuando llegó al final, se acercó a la puerta y llamó de forma tímida.
– Adelante, por favor – escuchó Luken del otro lado.
– Buenos días – dijo Luken educadamente una vez había entrado.
– Tú debes de ser Luken. Por favor, siéntese, quiero ser directo y rápido con usted.
Luken se adentró en el despacho y mientras se dirigía hacia la silla que había enfrente de la mesa, echó un vistazo a la sala.
– Déjame presentarme, soy Charles Down. Y cómo bien sabrás, estuve en prisión durante 125 años por intentar robar la espalda del infierno. Cada día, mejor dicho, cada minuto que pasaba ahí dentro, guardaba más y más rencor hacia esos malditos Cazadores Legendarios. Estaba tan cerca… ¡Argh! – Gritó bastante enfadado –. ¡Malditos bastardos! – Pausó para tranquilizarse un poco –. En fin, a lo que vamos. Ahora quiero vengarme de ellos y esta vez no fallaré. Por eso te he contratado, porque eres el mejor cazarecompensas del mundo. He visto tu historial y llevas ni más ni menos que 427 misiones completadas – dijo mirando a Luken sin perderle de vista –. Ahora viene lo importante, ¿estás dispuesto a aceptar el trato? Una vez que lo firmes ya no hay vuelta atrás, si intentas huir o cuentas algo de lo que estoy planeando, te perseguiré incluso en tus propios sueños hasta conseguir matarte – se rió maléficamente.
– ¡Eh! ¡Cuidado con la amenaza! Nadie me ha matado en 268 años y no lo vas a hacer tú – contestó Luken de forma agresiva –. Además, para firmar ese contrato necesito garantías de que el plan que tengas en mente sea un éxito.
– ¿Garantías? ¿Quieres garantías? Ahora vengo – dijo marchándose del despacho.
Charles tan solo se marchó unos pocos segundos, los justos para que a Luken no le diera tiempo a cotillear la sala. Tan solo pudo ver las inmensas estanterías que había a los cuatro lados de la habitación.
– Ya estoy de vuelta – Charles entró de nuevo en la sala.
Luken vio que traía algo consigo, una especie de caja de madera que estaba bastante mal cuidada.
– Estas son mis garantías – Charles abrió la caja lentamente.
Al hacerlo, Luken vio que dentro de aquella caja había una esfera.
– ¿Una simple esfera? – Dijo Luken.
– No es una simple esfera – pausó charles un poco mosqueado por lo que acababa de escuchar –. Es ni más ni menos que la esfera ancestral…
– Un momento – Luken se sorprendió al escuchar lo que dijo Charles –. ¿La esfera ancestral? ¿La que perteneció a la vara ancestral?
– Muy bien chaval, parece que tienes cerebro – dijo Charles burlándose de él –. Verás, éste es mi plan. Utilizar la vara ancestral para destruir a los Cazadores Legendarios de una vez por todas. Y ya si eso, dominar el mundo.
– ¡¿Pero cómo la vas a poder utilizar?! ¡Si la vara se destruyó en la Guerra De Los Siete Templos!
– Efectivamente Luken, pero ¿quién ha dicho que la vara no pueda ser reconstruida? – Charles se empezó a reír–. Tengo la esfera, tengo dos prismas de los cinco que existen y ya sé cómo reconstruir la vara – pausó para que Luken tuviese tiempo para pensar –. ¿Aceptas o no aceptas?
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Editado: 03.04.2024