1. Cazadores Legendarios. La Vara Ancestral.

3. Entrenamiento

Al día siguiente, en la central…

Katherine entró en una sala en la que se encontraban Derex y Jake preparándose para irse a una misión bastante importante.

– Hola chicos, ¿preparados para aplastar a esos mocosos? – Dijo ella situándose en la mesa en la que estaban sus compañeros.

– Si, pero primero repasemos la misión ¿vale? – Comentó Jake –. Derex, tu estarás conmigo en la salida norte esperando a los que intenten huir, esperamos que entre ellos este Jefferson. Y tú – señaló a Katherine –. Estarás con el equipo que asaltará el almacén. ¿Alguna pregunta? – Pausó por si alguien quería decir algo –. ¡Pues vamos a por ellos!

Todos se fueron hacia la sala de armas, se prepararon y se dirigieron al lugar. Aunque antes de salir por la puerta, Katherine se cruzó con Stephen.

– ¡Eh Stephen! Recuerda que Eric te estará esperando a las 10 en el gimnasio.

– ¿Por qué me ha tocado a mí? ¡Es injusto! –  Masculló.

– ¡Lo siento! – Contestó Katherine mientras se iba con el equipo a la misión.

 

Mientras tanto, en el apartamento…

Eric se despertó y vio que eran las nueve aproximadamente. Así que lo primero en lo que pensó, fue en desayunar, así que se dirigió al baño, se lavó, se cambio de ropa y salió a la calle. Una vez fuera, merodeó los alrededores hasta que encontró un sitió en el que servían desayunos. Dónde se pidió un café y unas tortitas con caramelo.

Cuando pegó el último sorbo al café, vio que quedaban unos diez minutos para que fuesen las 10. Así que pagó a la amable camarera y se fue a la central.

Una vez que ya estaba delante de la puerta principal, intentó abrirla, pero ésta se la impidió. Así que lo volvió a intentar un par de veces hasta que se dio cuenta de que en la pared cercana a él, había el mismo símbolo que se encontró en la puerta el otro día. Extrañado, ya que ese dibujo solo se abría ante los cazadores, puso su mano por mera curiosidad, pero no pasó absolutamente nada. Más extrañado aún, intentó abrir de nuevo la puerta, pero esta vez para su asombro, sí que se abrió.

Ya dentro del edificio, Eric se dirigió al ascensor. Viendo que justo al lado había unas escaleras pequeñas tal y como le había dicho Katherine. Así que se dirigió a ellas y las bajó hasta llegar al sótano. Viendo que el lugar era un gimnasio enorme que tenía varias máquinas para hacer ejercicio, sacos de boxeo, una cancha de baloncesto y hasta un ring.

– Llegas tarde – habló una persona que estaba boxeando. Medía poco más que él, pelo rubio y al estilo Quiff, cara redonda, ojos marrones y tenía una pequeña cicatriz en la mejilla, complexión media y con bastante musculo y vestía con ropa de deporte.

– Lo siento, me he entretenido con la puerta, no sabía cómo abrirla – dijo Eric sintiéndose como un estúpido –. Tú eres Stephen ¿no?

– Me da igual tus excusas, coge los guantes de boxeo y empecemos el entrenamiento.

Eric, sorprendido por aquella actuación del chico, se dirigió a una taquilla, dejó sus objetos personales y se fue a coger los guantes de boxeo que estaban situados en una silla. Nada más hacerlo, Eric se dirigió al saco de boxeo más cercano que tenía a él, aunque para sorpresa de él, Stephen le interrumpió.

– No, vamos directos al ring. Tenemos un mes y no podemos permitirnos tirarnos una semana enseñándote como se golpea, tendrás que improvisar a la marcha. Por cierto, cógete también el protector bucal por si acaso.

– ¿En serio?

Eric se dirigió de nuevo a la silla y buscó entre los objetos hasta que encontró el protector, se lo puso y se fue directamente al ring.

– Vamos, en posición de pelea – Stephen empezó a calentar.

Eric no sabía cómo ponerse en esa posición, así que se puso con los brazos hacia delante como hacían en las películas. Al instante, Stephen le dio un puñetazo, aunque por suerte, el acto reflejo de Eric hizo que se girase a uno de los lados para esquivar el ataque.

– ¡Si sabes hacer algo! – Stephen se burlo de él.

Stephen no se paró y realizó un ataque masivo que incluía puñetazos y patadas. Eric se defendió como pudo, pero no logró parar todos los golpes, recibiendo un puñetazo y una patada de forma consecutiva en el costado derecho. Después de este ataque y con algo de dolor, Eric se fue a la esquina contraria para descansar un poco. Pero apenas pudo hacerlo, ya que Stephen fue hacia él corriendo.

Eric sabía que tenía que hacer algo, ya que no podía permitir que le volvieran a golpear de aquella manera, así que esquivó el ataque e intentó devolvérsela, pero Stephen fue rápido y cogió a Eric, empotrándole con el suelo a través de una llave.

– ¡Vamos, levanta! – Le gritó Stephen con ganas de más.

– No puedo, ¿vale? – Respondió Eric mientras intentaba coger aire.

– Si que puedes, no me sirven tus excusas, ¡vamos!

Eric se levantó y se apoyó en una de las esquinas del ring. A los pocos segundos, Stephen salió corriendo hacia él con un ataque masivo de puñetazos, haciendo que Eric se defendiese como podía. Entonces, cuando acabó el ataque masivo, Stephen le dio una patada en el costado, logrando que Eric se cayese al suelo retorciéndose de dolor.




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