1. Cazadores Legendarios. La Vara Ancestral.

7. Cazador Legendario

Eric cruzó el portal y apareció en la misma sala por la que se fue hace una semana, aunque para su sorpresa, estaban todos esperándole.

– ¡Eric! – Gritó Katherine y se fue a darle un fuerte abrazo.

– ¿Me habéis echado de menos? – Bromeó Eric tras romper el abrazo.

De repente, se escuchó un rugido enorme que procedía de detrás de ellos, haciendo que todos se giraran hacia el portal, viendo que se les había olvidado por completo el cerrarlo, así que el técnico se puso a ello de manera inmediata. Pero tras un par de intentos, el portal no se cerraba, causando un poco más de pánico en el interior de la sala. Y más aumentaría cuando de nuevo se escuchó un rugido, pero esta vez fue más fuerte y más cerca, así que Katherine y Jake se asomaron al portal para ver qué era. Alejándose de ahí en cuanto lo descubrieron.

– Un... – Jake estaba tiritando de miedo mientras señalaba el portal.

Eric fue a ver que decían, viendo algo que no pensaba volver a ver en la vida. El dragón. Estaba en frente del portal y se preparaba para hacer otro ataque.

– ¡Cierra el portal ya! –  Gritó Eric.

– Lo intento, pero no sé qué pasa. No puedo cerrarlo – dijo el hombre desesperado y tecleando como un loco.

Eric vio que el dragón se dirigía a ellos, así que se puso delante del portal y dijo a todo el grupo que se marcharan de ahí. Aunque todos desobedecieron y se quedaron dónde estaban.  Por lo que no le quedaba otra que utilizar las técnicas primigenias si quería salvar a todos, así que pensó en crear un escudo.

Aun no estando convencido de si lo lograría o no, ya que en el entrenamiento no lo había consiguió hacer, creó primero la conexión y a continuación hizo lo más difícil de todo, la sincronización. Así que para que funcionase, pensó en que tenía que salvar a cada una de las personas, logrando hacer aparecer un escudo enorme en su mano izquierda, haciendo que todos se quedasen asombrados.

– ¿Eso es? – Derex señaló al tatuaje de Eric.

– La runa primigenia – dijo la directora sin creérselo.

El dragón empezó a echar fuego por la boca y rápidamente Eric puso su escudo frente al portal para intentar detener el ataque. Cosa que hizo, ya que el escudo estaba parando aquel sofocante fuego infernal.

Por suerte, al técnico no le entró el pánico durante ese momento y tecleó algo en el ordenador, consiguiendo cerrar el portal unos segundos después. Momento en el que Eric hizo desaparecer su escudo, desmayándose a continuación en el suelo.

 

Horas más tarde…

Eric se despertó en una cama. Aunque no le dio tiempo a abrir los ojos cuando escuchó a alguien hablar.

– ¡Estas despierto! – Dijo una voz de una chica que venía del otro lado.

Eric se giró lentamente y vio que se trataba de Katherine.

– Te estás acostumbrando a aparecer y a desmayarte ¡eh! – Bromeó Katherine.

– No lo puedo evitar – contestó Eric con una sonrisa –. ¿Cuánto llevo dormido? – Preguntó mientras se reincorporaba y salía fuera de la cama.

– Llevas un par de días, se notaba que estabas cansado – le informó Katherine.

– Tienes razón, apenas he tenido tiempo para descansar durante la semana…

– ¿Cómo has sobrevivido? Sabes que eres el primero en hacerlo ¿no? – Preguntó Katherine con cara de curiosidad.

– Es una larga historia – respondió sin ganas de contársela.

Katherine se mosqueó, refunfuñó y miró a Eric fijamente.

– Vale, vale, te contaré toda la historia, pero antes vamos a comer, por favor – le sonaron las tripas a Eric –. Hace que no como bien…

– Te llevo a un restaurante si tú me cuentas esa historia con el máximo detalle posible – propuso Katherine.

– Vale, pero antes pásame esa mochila – señaló Eric al lado de la puerta.

Katherine la cogió y la puso en la cama dónde antes estaba tumbado Eric.

– Toma – cogió el collar y se lo dio a Katherine –. Cuando llegué a la ciudad, compre unas cosas para todo el grupo.

– No sé qué decirte… – Miró al collar detenidamente. Era bastante voluminoso, estaba hecho de plata y al final tenía una piedra preciosa de color verde bastante grande que parecía tener vida propia –. Es precioso – dijo finalmente tras ponérselo –. Muchas gracias – remarcó.

Se quedaron mirándose muy cerca el uno contra el otro durante unos segundos.

– Mira qué bien se lo pasa la parejita – soltó alguien que estaba en la puerta.

Ambos se separaron rápidamente y miraron a la puerta, era Sarah.

– ¡Sarah! – Dijo Katherine tímidamente.

– Estas despierto Eric, me alegro – comentó ella.

Eric asintió.

– Le voy a llevar a comer al restaurante de Adam, por si te quieres venir – añadió Katherine mientras se dirigía hacia ella.

– Me apunto – asintió Sarah.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.