1. Cazadores Legendarios. La Vara Ancestral.

13. El cambiaformas

Katherine y Eric llegaron a la central, y lo hicieron hablando, ya que Eric estaba mosqueado de que Jake no apareciese.

– Cuando lo vea se va a enterar – Eric estaba mosqueado.

– Seguro que tiene algo que decir, tranquilo – añadió Katherine.

Salieron del ascensor y se fueron directos a la sala principal. Nada más hacerlo, vieron a la directora hablando con Jake.

– ¡Eh! ¡Tú! – Gritó Eric haciendo un sprint para alcanzar a Jake –. ¿Por qué no has venido a ayudarnos? – Le agarró por la camiseta.

– ¡Eric! ¡Tranquilo! – Gritó Katherine dirigiéndose hacia ellos para separarlos.

– ¡Basta ya! – Gritó la directora para intentar cortar la discusión.

– Ten cuidado por dónde andas, que en donde menos te lo esperes… – Le amenazó Eric.

– Vete Eric, vete a tu apartamento. ¡Ya! – ordenó Katherine bastante enfadada mientras le empujaba hacia la salida.

Eric se quedó desafiando a Jake con la mirada unos segundos más, pero después se dio la vuelta y se fue de allí.

– ¿Qué pasa aquí? – Preguntó la directora viendo el panorama.

– Eso, ¿qué pasa aquí, Jake? – Katherine quería saber la respuesta.

Jake no contestó, ni si quiera la miró, parecía distinto.

– No lo sé – dijo al fin Jake.

– ¿Qué no lo sabes? Nos has dejado tirado, si no fuera por Eric no hubiésemos despistado a los Kirox – se alteró Katherine.

– ¡Un momento! – Interrumpió de repente la directora –. ¿Has dicho Los Kirox?

– Si – asintió Katherine –. Al menos tenemos pruebas de por qué estaban por allí –sacó el libro.

– ¿Qué es eso? – Preguntó la directora cogiéndolo.

– Vamos Jake, díselo. Te lo contó Eric por teléfono, ¿o no? – Katherine estaba mosqueada.

– ¡Ah! Eso – dijo Jake despistado –. Si.

Katherine se quedó asombrada, estaba completamente atónica por lo que acababa de decir Jake. O era tonto, o tenía algo en mente en la cabeza.

– ¿Y bien? – Dijo la directora echando un vistazo al libro.

– Es un libro en el que vienen los diseños del constructor. A lo mejor, si cotejamos eso con la lista de los clientes, podremos saber qué es lo que construyó y porque lo mataron – propuso Katherine –. Aunque ya sabemos quiénes fueron…

– Voy a llevarlo al laboratorio. Ya os avisaré cuando haya noticias. Y por cierto, no os matéis, ¿entendido? – Dijo la directora marchándose.

– Nos debes una explicación, y ya – Katherine le puso un dedo en el pecho de Jake como amenaza.

– Tengo cosas que hacer – dijo Jake yéndose hacia otro lado.

– ¡Argh! – Gritó Katherine desesperada.

 

A la noche, Eric y Katherine fueron a cenar al restaurante de Adam. No era el sitio más elegante para una cita, pero era el único lugar que se le pasaba por la cabeza después de lo sucedido por la mañana. Eric llegó primero, iba un poco más elegante de lo habitual, llevaba un polo azul claro y unos pantalones chinos. Cuando llegó al restaurante, entró, ya que acordaron que si alguno llegaba antes, esperarían dentro. Dio unos pocos pasos en el local y Adam apareció de la nada.

– Bueno, bueno, mira a quien tenemos aquí – dijo Adam mirándole de arriba a abajo, como de costumbre.

– No estoy de humor Adam – Eric miró fijamente a Adam con intención de intimidarle –. La mesa por favor.

– La de siempre – Adam rompió el desafío de miradas.

– ¿Y esa es? – Preguntó Eric descolocado.

– La del fondo – dijo Adam señalando a una mesa arrinconada contra la pared.

Mientras Eric se dirigía a ella, Adam desapareció de su vista, yéndose probablemente a atender a otro cliente. En cuanto llegó al sitio, eligió sentarse contra la pared, así veía cuando entraba Katherine por la puerta. Así que esperó unos pocos minutos hasta que ella entró en el restaurante, levantándose de la silla para que le viera.

En ese instante, Katherine se dio cuenta de que Eric iba más elegante, en cambio, ella iba con la misma ropa que había llevado puesto todo el día, se arrepintió de esto inmediatamente y con un poco de vergüenza se acercó a la mesa.

– Hola.

– ¿Qué tal? – Preguntó Eric haciendo un gesto para que Katherine se sentase.

Katherine se sentó y después lo hizo Eric.

– Siento lo de ésta mañana – se disculpó Eric y seguidamente cogió la carta y se la dio a Katherine.

– Te tienes que tranquilizar, no puedes ir por ahí amenazando a la gente – le regañó Katherine,

– Lo hice – pausó Eric –. Fue demasiado tarde, pero lo hice…

– Tienes que esforzarte más – Katherine se tocó el pelo. Parecía nerviosa.

– ¿Qué queréis? – Apareció Adam de repente –. Hola Katherine – la saludó.

– Una hamburguesa de ternera con bacón – dijo Eric mirando a Adam.




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