Llegaron a la central separados, por un lado Jake y por otro el resto del equipo. Cuando Eric pisó la sala principal de la central, se encontró con que Jake estaba quejándose a la directora por lo sucedido en el almacén con la Manada S. Aunque a medida que el resto del equipo iba entrando, sus caras iban cambiando por una de incredulidad total.
– ¿Puedes dejar ya el tema? – Dijo Sarah acercándose a Jake –. Tú hubieras hecho lo mismo por nosotros.
– ¡Son cosas distintas Sarah! – Gritó Jake enfadado.
La directora vio algo en la pantalla principal que hizo apartarse de Jake y Sarah.
– ¡Deja de comportarte como un crio! – Contestó Sarah de forma borde.
– ¡Parar! – La directora pegó un grito largo e intenso.
Todo el mundo se cayó y Eric se acercó a Sarah para consolarla.
– Déjalo Sarah, es inútil – dijo Eric para intentar calmarla.
– Lo sé... – Masculló Sarah tristemente.
– ¡Subir el volumen! ¡Ya! – Gritó la directora estupefacta.
Todos se sorprendieron por el tono que puso la directora y miraron automáticamente a la pantalla.
– No puede ser... – Eric estaba sin palabras.
Era Charles. Estaba en una batalla en algún lugar del mundo y se encontraba utilizando la vara. Cuando dejó de hacerlo, fue cuando se acercó a la cámara.
– La guerra ha empezado, Cazadores Legendarios – anunció Charles con su voz imponente –. Vais a morir todos como los de este campo de batalla – apuntó hacia el terreno en el que se veía a demonios y cazadores luchar.
– ¿Dónde es? – Preguntó Stephen.
– Reino Unido, los logotipos de la realeza en el brazo los delata – dijo la directora seria.
– ¿No es uno de las mejores batallones de cazadores? – Preguntó Katherine sorprendida.
– Así es, pero... No son suficientes para hacer frente a tanto demonio – respondió la directora viendo la pantalla.
– Nadie va a sobrevivir – continuó Charles hablando –. Y a pesar de no tener todas las gemas primigenias, la vara puede realizar cosas estupendas como esta – lanzó un hechizo contra un cazador que corría unos metros más allá, muriendo instantáneamente –. No me vais a poder parar – se empezó a reír hasta que paró bruscamente –. Vosotros sois los siguientes, Nueva York, preparaos para la masacre – se corto la transmisión.
– Tengo que ir al consejo y activar la alerta máxima – dijo la directora preocupada.
– Son muchos demonios... Necesitaríamos una legión para poder vencerlos – se sinceró Katherine.
– Y lo tendremos – asintió con fuerza la directora.
– ¿Cómo? ¡Si no hay cazadores suficientes! – Jake estaba desconcertado.
– Quien ha dicho que fuesen cazadores – giró la cabeza y miró hacia Katherine –. ¿Tú conocías a Aiden no? El líder del grupo de los vampiros de aquí ¿no? – preguntó la directora con curiosidad.
Katherine asintió.
– Vas a ir a hablar con él y le vas a convencer para que se una a nuestro bando en la guerra. Tu Jake vas a hacer lo mismo, pero con los hombres lobo – ordenó la directora de forma decidida.
– ¿Por qué siempre me toca los hombres lobo? – Se quejó Jake.
– Basta de tonterías Jake – se enfadó la directora por la conducta de Jake –. Y tu Derex, consigue el mayor número de magos posibles.
Jake y Derex se marcharon rápidamente, Katherine hizo lo mismo poco después de darle un beso de despedida a Eric.
– Ten cuidado – dijo Eric a Katherine de forma cariñosa.
– Vosotros tres – continúo hablando la directora –. Iréis al castillo élfico y hablareis con la reina para intentar que sus tropas se unan a la guerra.
– ¿La Reina Élfica? ¿No está un poco loca? – Dijo Stephen sorprendida.
– Loca aparenta ser, pero es más lista de lo que tú crees – dijo la directora poéticamente –. Marchaos, y espero que cuando regreséis me traigáis buenas noticias – sentenció la directora marchándose de la sala.
– ¿Donde está el castillo élfico? – Preguntó Eric con curiosidad.
– Al norte de Canadá – respondió Stephen –. Pero yo no me preocuparía de eso.
– Hay que tener cuidado con los elfos, algunos pueden llegar a ser bastante característicos – se metió en la conversación Sarah.
– No tenemos nada que preparar, así que marchémonos ya, cuando antes lo consigamos mejor – dijo Stephen serio.
Al cabo de unos cinco minutos, el equipo estaba cruzando el portal que les llevaría al castillo. Aparecieron en un bosque frondoso y lleno de vida. Por suerte, esta vez no tenían que andar a través de la maleza como habían hecho anteriormente, sino que lo hicieron a través de un pequeño camino de tierra que tenia señalización hacia el castillo.
Anduvieron en silencio por aquel sinuoso camino hasta que el castillo dejo verse, que fue cuando Eric rompió el silencio.
– Es enorme – dijo Eric admirando el hermoso castillo.
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Editado: 03.04.2024