1. Lesam. La Hermandad

Capitulo 7

Semana 6. Martes.

Ya era diciembre y se notaba bastante que era esa época del año, ya que afuera hacía un tiempo desagradable y la temperatura era muy fría. Pero a pesar de eso, seguían dando clases con total normalidad.

Aquella mañana, y tras despertarse, Nicole y David salieron de la habitación para un día más, bajar a desayunar. Pero en cuanto pisaron el pasillo, se vieron interrumpidos por alguien.

– ¡David! – Gritó una chica a sus espaldas.

Ambos se giraron y vieron que se trataba de Emily. Que al parecer, había vuelto anoche a la escuela tras recibir ayuda profesional, ya que lo ocurrido en el ministerio le afectó psicológicamente.

– ¡Ah! – Se sorprendió David –. Hola Emily. Me alegro verte de nuevo por aquí.

– Lo mismo digo – añadió Nicole.

– Gracias chicos – dijo ella nada más acercarse a ellos –. Yo... Quería hablar contigo, David.

– Eh... Sí, claro – asintió él.

– Voy bajando al comedor, ¿vale? – Dijo Nicole al ver que sobraba en aquella conversación –. Ahora te veo – pausó –. Y me alegro de que estés bien – se dirigió a Emily.

Emily asintió con la cabeza, quedándose ella y David solos.

– ¿Y bien? – Preguntó él.

– Yo... Verás... Solo quería darte las gracias por lo que hiciste por mí en el ministerio. Ya que no he tenido tiempo para decírtelo y me sentía algo culpable por eso – le contó ella.

– ¿Culpable? ¡Bobadas! – Negó David con la cabeza –. No hace falta sentirse culpable por un gracias, Emily. Además, yo ya sabía perfectamente lo agradecida que estabas.

– Lo sé. Pero aún así, quería dártelas en persona. Ya que gracias a tu ayuda y a la de mis compañeros, pude pedir ayuda profesional...

– ¿Y qué tal te ha ido? Bien por lo que veo, ¿no?

– Si, gracias – asintió ella –. Al principio pensaba que era una pérdida de tiempo, pero ya después entendí todo...

– ¡Pues me alegro! – Sonrió David.

– Yo... No sé el cómo agradecértelo... – Se sinceró Emily –. ¿Quieres algo?

– Nada de nada – negó David –. Tan solo quiero que sigas siendo tu misma, ¿vale?

– ¿Vale? – Dijo Emily algo sorprendida por ese consejo.

– Bueno, voy a bajar a desayunar, ¿vienes? – Propuso David.

– ¡Ni hablar! ¿No ves que estoy en pijama? Primero tendría que cambiarme...

– ¡Ah! Pues es verdad – dijo David al darse cuenta –. No me había fijado. Lo siento... – Pausó –. Bueno, entonces nos vemos en un rato, ¿no?

– Si – respondió ella.

– Pues... ¡Hasta ahora!

Y a continuación cada uno se fue por su lado.

 

Pero antes de que David entrase en el comedor, salió de ese mismo lugar Ángela.

– ¡David! ¿Te has enterado? – Le dijo ella nada más salir.

– ¿De qué estás hablando? – David se paró en seco al ver a su amiga.

– ¡Qué hoy no hay clase! – Respondió Ángela.

– ¿Qué dices? – Se sorprendió él –. ¿Cómo qué no va a haber clase?

– Pues eso parece... Ya que los profesores no están en el colegio. Hasta el director parece que también se ha ido – le explicó ella.

– Que raro...

– Mucho, ¿verdad? – Pausó –. ¿No te ha dejado ninguna nota el director, no?

– No. Nada de nada – negó David.

– ¿Y si se trata de La Hermandad? – Le susurró Ángela.

– Puede ser... No me extrañaría nada...

– Haber si el ministro hace pública la noticia de una vez por todas – pausó ella y al instante cambio de tema –. Oye. Voy a entrenar con mis compañeros de clase, ¿te vienes?

– ¿Con tus compañeros de clase? No, gracias. No los conozco – pausó –. Además, tengo que ir a desayunar. Así que...

– No te preocupes, no pasa nada – agregó Ángela –. Bueno. Me voy. Si tienes alguna novedad, ya sabes en dónde encontrarme. ¡Adiós!

– ¡Pásatelo bien! – Le dijo David mientras abría la puerta del comedor y a continuación entraba.

 

A la hora de la comida...

Al final, Ángela tuvo razón con lo que le dijo, no hubo clase en toda la mañana. Por lo que David decidió aprovechar todo ese tiempo libre para poder entrenar junto a Nicole, Dewa y Erik. ¡Hasta se les unió Emily, Alessia y Robin! Cosa que perjudicó bastante el plan de entrenamiento de David, ya que Alessia y Robin tuvieron problemas con electricidad y estuvieron el doble de tiempo con ese elemento, no pudiendo practicar planta.

A eso de las dos y cuarto, se dieron cuenta de que la mañana se les había pasado volando, así que decidieron parar para comer y de paso, enterarse del por qué los profesores no estaban en la escuela.

– ¿Por qué creéis qué se han ido? – Preguntó Dewa al acabarse de comer su plato.




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