1. Lesam. La Hermandad

Capitulo 15

Semana 17.Miércoles.

David cruzó un portal y apareció justamente en lo que era la sala de profesores del refugio. Ya que se encontraban todos allí, incluido el director.

– ¡Ah! ¡David! – Se sorprendió Robinson –. Ya estás aquí – pausó –. Precisamente te estábamos esperando para poder regresar ya a la escuela.

David no contestó nada, ya que estaba echando un vistazo a su alrededor.

– ¿Qué tal te ha ido? ¿Has aprendido algo? – Le preguntó el director.

– Demasiadas cosas – contestó él.

– Mientras que te sirvan, me vale – agregó Robinson.

David se quedó callado.

– Pues me alegro mucho de que todo haya ido bien  – le dijo el director –. Y si me lo permites, ¿puedes ir a avisar a tus compañeros de que volvemos ya a la escuela?

– Sí, claro. Sin ningún problema – asintió David.

– ¡Ah! ¡Y antes de qué se me olvide! – Pausó –. Le debes una disculpa a la señorita Jennifer, ¿no?

David se tensó al escuchar ese nombre e inmediatamente busco a la profesora con la mirada. Encontrándosela de golpe justo detrás de él.

– Yo... ¡Lo siento! – Se avergonzó David –. No sabía lo que estaba haciendo. No era mi intención.

– No pasa nada. Lo entiendo. Pero la próxima vez que ocurra algo de esto, no esperes una semana para disculparte, ¿vale? – Le contestó ella con la mirada fija en él.

– Sí. Lo entiendo – asintió David algo atontado.

– Y ahora por favor, vete a avisar a los alumnos. Gracias – agregó ella.

– Entendido – David se marchó de aquella sala para ir en busca de las habitaciones.

 

Le costó algo el poder encontrarlas, ya que era la primera vez que andaba por ahí y se perdió en un par de ocasiones. Pero lo que contaba ahora mismo, es que había llegado y que se encontraba delante de la puerta de las habitaciones de los alumnos de primero. Así que la abrió de golpe con el pensamiento de que aquello sería un autentico caos. Pero no, se equivocó al completo. Ya que los alumnos estaban o sentados o tumbados o jugando o estudiando. Lo normal, vamos.

– ¡David! – Ángela apareció entre las camas y se dirigió hacia él.

– ¿Ángela? ¿Qué haces aquí? – Preguntó él.

Pero no contestó, ya que ella fue directamente a darle un rápido y fuerte abrazo.

– ¿Qué tal estás? ¿Todo bien? – Preguntó Ángela.

– De maravilla – afirmó él –. Tengo que contarte muchas cosas. Pero antes...

Y de repente, el zorro de David apareció tras ella y saltó de golpe en dirección de David.

– ¡Ey, chico! – David le cogió en el aire y le empezó a acariciar el cuerpo a la vez que Kinnei le lamia –. ¿Me has echado de menos?

El zorro aulló en respuesta de sí justo en el momento en el que vio que no estaban solos.

– ¡Emily! – Se sorprendió él –. Hola... – No supo que más decir.

– Hola – contestó ella con una sonrisa –. Me alegro de verte – añadió.

– Y yo también – le devolvió la sonrisa.

– ¿Qué me ibas a decir, David? – Les interrumpió Ángela.

– ¡Ah! ¡Cierto! – David volvió a la realidad –. Coged vuestras cosas. Volvemos a la escuela – gritó hacia toda la habitación.

– ¡Ya era hora! – Gritó Ángela de euforia.

– ¡Sí! – Añadió Emily.

– ¿Y Nicole? – David interrumpió aquel momento de felicidad.

– Pues... – Ángela se puso seria –. Sigue igual, David. Lo siento.




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