Semana 24.Martes.
La muerte de Dewa lo cambió todo, ya que después de los pertinentes interrogatorios a los alumnos, el ministerio decidió cerrar los colegios de todo el continente de manera indefinida hasta que se decidiese el que hacer.
Aquel día, David se levantó algo tarde, pero eso no le iba a impedir que practicase con sus poderes en un garaje que habían alquilado. Así que a punto estuvo de irse de su casa cuando su padre apareció por la puerta
– ¿Papa? – Se sorprendió David –. ¿No tendrías que estar en el trabajo?
– Se ha caído toda la red eléctrica del edificio, así que poco podemos hacer... – Le explicó él –. ¿Ya te vas?
– Sí – asintió David –. Hoy quería practicar con agua.
– Ayer me llamaron Ana y Sergio para preguntar por ti – le contó Guillermo –. Les escuché decir que iban a estar esta mañana en La Castilla, ¿por qué no vas allí y les das una sorpresa? – Propuso.
Ana y Sergio eran los mejores amigos que había tenido David en la universidad. Estudiaban juntos, hacían los deberes juntos y hasta se contaban todo. Bueno, menos en la parte en la que David tuvo que mentirles diciendo que se iba a Italia cómo alumno de intercambio.
– Por un lado me apetece... – Afirmó David –. Pero por otro lado me da mucho miedo. ¿Y si preguntan algo que no se responder?
– David – le advirtió su padre –. Ya les evitaste en navidad. Y no puedes estar así el resto de tu vida. Sobre todo, si son amigos que se preocupan por ti. Así que por favor, ve a verles.
– Esta bien... – Accedió David.
Un rato más tarde...
La Castilla era un centro comercial de tres plantas que daba bastante vida a la zona, además de ser un punto de reunión concurrente. Así que David, que no sabía en dónde estaban sus amigos, decidió entrar por la entrada oeste para así comenzar una búsqueda exhaustiva.
A pesar de recorrerse todos los pasillos de todas las plantas, no les encontró, ya que era probable que estuviesen dentro de una tienda. Por lo que para poder localizarles, tendría que llamarles. Así que se fue hacia una zona de descanso que había entre las tiendas y se sentó. Sacó su móvil a continuación y buscó el teléfono de Sergio. Pero antes de que lo pudiese pulsar, tres chicos, que iban vestidos con una equipación de Futgía que reconoció al instante, pasaron por delante de él y se dirigieron hacia un pasillo que no tenía salida.
Entonces, en cuanto los chicos llegaron a la pared del fondo, miraron hacia atrás y a continuación cruzaron el muro por arte de magia.
– ¡¿Qué?! – Gritó David dándose cuenta al instante de que la gente le estaba mirando –. ¡Siempre pasa lo mismo! – Añadió rápidamente para disimular un poco –. A la porra mis amigos – susurró David bloqueando su móvil y levantándose de ese sitio para dirigirse a aquel muro.
Nada más llegar a ese callejón sin salida, David hizo lo mismo que los chicos, miró hacia atrás y tras ver que no había nadie mirando, metió su mano derecha en el muro, atravesando así aquella dura superficie.
– ¿Pero qué? – Se sorprendió David.
Y para que toda esa curiosidad le desapareciese, avanzó y atravesó el muro.
Lo que tenía delante de él era una parte del centro comercial que nunca antes había visto. Tenía la misma estructura que el resto del edificio. Pero el ambiente era completamente diferente, ya que tanto las tiendas cómo las personas eran mágicas.
– ¿Desde cuándo está esto aquí? – Se dijo a sí mismo.
Y a continuación, se adentró en el pasillo central y dio una vuelta de 360 grados para poder ver todo lo que le rodeaba.
Le recordó bastante a Eslame por la gran cantidad de tiendas que había, así que no tardó ni un segundo en empezar a moverse.
Estuvo una hora entrando y saliendo de todo tipo de comercios. Pero en cuanto salió de un establecimiento de comida mágica, observó que toda la gente había desaparecido de repente. Pero no fue así, ya que al girar su cabeza hacia la derecha, vio que todas las personas se agolpaban en el mostrador de una tienda de electrónica. Así que con mucha curiosidad por saber qué es lo que ocurría, se acercó también hacia allí.
En cuanto llegó al grupo de gente, no podía ver nada, ya que las personas se lo impedían. Por lo que no tuvo más remedio que hacerse paso entre empujones hasta que pudo ver el mostrador.
Había todo tipo de aparatos electrónicos, pero en lo que se estaba fijando la gente era en una televisión. Así que se fijó inmediatamente en eso para poder entender lo que ocurría.
Estaban echando una especie de telediario o algo parecido. Pero cómo apenas podía escuchar de lo que hablaban, llevó su mirada hacia abajo para poder leer el titulo de la noticia.
"La Hermandad ataca dos escuelas".
– No puede ser... – David se quedó incrédulo.
David, que no se lo podía creer, volvió a mirar hacia arriba para ver si mostraban alguna imagen del hecho, pero tan solo se veía a los dos presentadores. Así que miró de nuevo hacia abajo para poder leer el nuevo mensaje de texto que apareció en pantalla.
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Editado: 12.05.2021