10 Razones Para No Enamorarme De Ti

KARMA

En realidad no sé qué me sucede con Anto, pero pienso averiguarlo, es la primera cita que tenemos realmente, me detengo en la casa del lago de mi padre, ella baja del coche con una gran sonrisa.

—¡Esto en realidad es hermoso, Kiran! —exclama la chica.

Me acerco y la abrazo por la espalda, el olor de su colonia me encanta, es como a vainilla.

—Hace mucho calor, no crees —murmuro en su oído.

—¿Qué pretendes hacer? —Pregunta mirándome con algo de desconfianza.

Me quito la camisa, corro a donde está ella, veo como trata de escapar de mí, pero es un poco lenta, la levanto entre mis brazos y corro en dirección al lago, me lanzó al agua, la escucho gritar, nos sumergimos en el agua, salgo a la superficie y la veo, tiene una hermosa sonrisa, me acerco y la beso.

En realidad no puedo resistirme, sus labios carnosos me hacen querer más de ella a cada segundo, profundizó el beso y ella emite un pequeño gemido, me separo de la chica con dificultad.

—Anto —murmuro en su oído.

—Dime —habla con la respiración a mil por hora.

La pego más a mi cuerpo y la miró fijamente.

—¿Quieres ser mi novia?

Ella me mira, luego miro a otro lugar, me quedo en silencio esperando su respuesta.

—Dicen que cuando se le pone etiquetas a las cosas suelen durar muy poco tiempo, prefiero que sigamos así.

Sus preciosos ojos ámbares vuelven a mí, en ese preciso momento recuerdo algo.

—Pensé que no sabías nadar.

Me muestra una sonrisa y niega con la cabeza.

—Ese día querías aprovecharte de mí, no es verdad —me río un poco —así que tenía que ser más inteligente que tú.

Nada hasta la orilla y sale del agua, la ropa se le pega a la piel y me hace pensar miles de cosas en segundos, salgo del agua y me acerco a ella la beso sin pensarlo, ella responde con las mismas ganas, en ese momento olvido todo, ella enreda sus piernas a mi cintura, escucho su respiración hecha un caos, abro la puerta con dificultad, y la llevo hasta la sala de estar donde la deposito con suavidad, mi boca viaja a su cuello, ella arquea la espalda, en ese momento lo único que quiero es hacerla completamente mía, arrancarle la ropa y dejar marcas en esa preciosa piel.

Le quito el crop top que trae y me doy cuenta de que no anda bra, diablos, esto es realmente excitante, mis labios viajan a sus pechos, los beso suavemente, mientras acarició su abdomen desnudo, ella gime por lo bajo y eso me vuelve loco, abro la cremallera de su short y se lo quito, observo esas hermosas piernas y esa diminuta tanga de encaje.

—Me vuelves loco —susurro en su oído.

Ella se sienta en el sofá y me besa apasionadamente, eso realmente me encanta, la veo quitarse la braga, trago grueso al observarla completamente desnuda, simplemente ella es perfecta tal y como es, se sienta encima de mí y realmente me tiene hipnotizado, abre la cremallera de mi pantalón, no despegó mis ojos de ella, me muerdo los labios al sentir sus caricias, son lentas y suaves, cierro los ojos por un momento disfrutando del contacto con su piel, me quito el pantalón a como puedo.

Ella me besa y siento como poco a poco me hundo dentro de ella, es una sensación realmente placentera, ella empieza a mover sus caderas de una manera que simplemente me hace querer poseerla, la escucho gemir con fuerza mientras sus pechos rebotan, la beso de nuevo, simplemente ella me vuelve loco.

Después de terminar la miró tendida en el sofá, lleva mi camisa, lave la ropa y la coloque en la secadora, ella me mira y me guiña un ojo, sé que no anda ropa interior, le muestro una sonrisa y niego con la cabeza, escucho el timbre de la puerta, camino rápidamente en esa dirección, abro y el chico de la pizza me mira con la caja en las manos.

—Su pizza y el helado que ordenó joven.

Meto mis manos a la pantaloneta y sacó el dinero, le pagó y regresó a la sala de estar, Anto se sienta rápidamente, sus ojos viajan al tarro de helado en mis manos.

—Sí que sabes como complacer a una chica —murmuro.

—Me gusta complacerte a ti.

Le doy un beso y me siento a su lado, esa tarde platicamos de todo un poco y en ese momento me doy cuenta de que a diferencia de mí, ella no ha tenido novio, soy un imbécil, en realidad no quiero hacerle daño, pero ya es tarde para echarse para atrás.

—¿A qué le tienes miedo? __Pregunto con absoluta curiosidad.

Ella se queda pensativa por unos segundos.

—Al rechazo, debe de ser horrible estar muriendo por alguien y que esa persona te dé la espalda, es quizás una de las cosas más horribles, que no me gustaría experimentar, ¿y tú, a que le tienes miedo?

Me mira fijamente, me aclaró la garganta.

—A la soledad, no quiero morir solo.

Es la primera vez que soy sincero con una chica, la soledad es demasiado para alguien como yo, ella me mira fijamente y me da un beso en los labios.

—Yo estoy aquí, así que no estás solo.

Voy conduciendo de regreso a la casa, Anto va dormida en el auto, cuando voy acercándome a mi casa observo a los chicos en la entrada, solo espero que Anto no se despierte, me detengo, subo la ventanilla, pero sé que ellos ya la vieron, salgo del auto, todos me miran como si viniera de otro planeta.

—¿Es una apuesta o en realidad caíste?

—Puedes dejar de hablar de esa manera Martín, ella está en el auto.

Valeska se carcajea de mi comentario, la rubia siempre ha tenido una lengua afilada.

—Tienes miedo de que ella se entere de todo esto y te mande al carajo —me dice en tono de burla.

—Será que puedes mantener tu boca cerrada, no pedí tu opinión Valeska, ¿además que hacen aquí? —Pregunto en tono seco.




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