Estoy sentado en mi habitación molesto, como pude ser tan imbécil, me siento culpable, lo que me partió el alma fue ver la decepción en su mirada, soy el mayor idiota del mundo.
Eso no me lo perdono, la llamé como mil veces, le envié cientos de mensajes y no me ha respondido, estoy realmente, furioso por todo lo sucedido.
La puerta de mi habitación se abre, observo a Kaleb entrar hecho una furia, me toma de la camisa y me estampa contra la pared.
—Eres un maldito imbécil, espero que Anto no te perdone, no la mereces, nunca fuiste suficiente para ella —me grita molesto —quédate con Valeska, es igualita a ti la muy desgraciada, son tal para cual.
Sale dando un portazo, sus palabras duelen en realidad, me carcome el alma, él me lo advirtió y yo simplemente lo ignore, me llevó las manos a la cabeza y unas cuantas lágrimas resbalan por mi mejilla, es la segunda vez que lloro por una mujer, pero esta vez, yo fui el imbécil qué daño todo.
Miro en dirección a su ventana, pero las luces permanecen apagadas, al parecer no hay nadie, bajo a cenar, todos están sentados a la mesa, me siento y mi hermano se levanta al verme y se marcha de la mesa, dejándome muy en claro que está molesto.
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Llego al colegio y varias miradas se posan en mí, algunos murmuran, otros se ríen, sé que están hablando de mí, mi amiga los fulmina con la mirada, pensaba encerrarme en la casa, pero no pienso esconderme de la realidad.
Escucho que alguien grita mi nombre, me giro y observo a Kiran qué se acerca a mí, me molesta verlo, no lo tolero, simplemente me duele en el alma su traición.
Mi amiga se detiene y lo observa como si quisiera exterminarlo, Kiran se veía algo triste, intenta acercarse y sin pensarlo mi mano impacta contra su mejilla.
—No quiero volver a verte —le digo con tanta rabia que me duele el alma —aléjate de mi Kiran, todos tenían razón con respecto a ti, eres tal y como ellos lo dijeron.
Me doy la vuelta molesta, intento alejarme de allí lo más rápido que puedo, pero él toma mi mano y me detiene.
—Anto tenemos que hablar.
—Suéltame —le grito molesta —no vuelvas a tocarme nunca.
Kiran me suelta, continuó caminando, las personas murmuran a mi alrededor, creo que fue un error venir a clases, me encuentro con Kaleb en los pasillos, él se acerca y me abraza con fuerza.
—¿Estás bien? —Pregunta mirándome a los ojos.
—Lo estoy —respondo con un nudo en la garganta.
Intento no llorar, salgo del colegio y decido volver a casa, no quiero ser débil y correr a sus brazos como la tonta que soy, subo a un taxi y le indico al chófer la dirección.
Muchos recuerdos llegan a mi mente, minutos después el taxi se detiene, pago, salgo y entro a la casa, me encamino a mi habitación y me encierro, no tengo más lágrimas para llorar, estoy seca por dentro, mi corazón está destrozado, confíe en la persona equivocada.
Despierto en horas de la mañana, escucho ruidos en la planta de abajo, debe de ser mi madre que está preparando el desayuno.
Me levanto, tomo un baño y me arreglo un poco, me miro al espejo y noto las ojeras horribles, qué cargo, me coloco algo de maquillaje para disimularlo.
Bajo las escaleras y huele delicioso, sé que soy la burla de todos en la institución, eres una tonta Antonella, me repito una y otra vez.
Me encuentro con mi madre en la sala de estar, mi mira fijamente y se cruza de brazos.
—¿Cuándo pensabas decirme que te marchas a vivir con tu tía? —Me interroga —ya no existe confianza entre nosotras.
Creo que está molesta, ya que no tome la decisión sin consultarle, siempre platicamos todo, pero esta vez fue diferente.
—Lo pensé hace unos días, las clases están por terminar y quiero ir a una buena universidad mamá, lamento no haberlo consultado contigo, pensé que estarías feliz.
Ella me mira por unos segundos y suelta un suspiro pesado.
—Bueno, en realidad lo estoy, la oportunidad que te ofrece tu tía es único —señala la mesa donde hay más de cinco ramos de flores —las encontré en la puerta, además tu novio preguntó por ti, se veía muy preocupado.
—Están lindas, luego habló con él —respondo sin prestarle mucha importancia a las flores.
Es un imbécil si cree que con flores me va a comprar, me digo molesta, las últimas dos semanas de clases pasan rápidamente, mantengo mi distancia de Kiran, evitó verlo, es lo mejor, me duele porque sigo amándolo, pero él no merece nada de mí.
Mi madre y mi padre al parecer no saben nada, es lo mejor, terminó de alistar mis maletas, bajo las escaleras y mi madre me mira con nostalgia, tiene los ojos vidriosos al igual que mi padre, se acerca y me abraza, papá toma la maleta y la sube al coche, nosotras hacemos lo mismo, ella me entrega un celular nuevo para estar en contacto.
El día anterior me había despedido de mis únicos amigos, observo a Kiran en el jardín mirando con curiosidad como subo al coche de mi padre, él enciende el motor y empezamos a alejarnos del lugar.
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Miro desde la distancia como el padre de Anto sube una maleta al coche.
Anto y su madre suben al coche, ella me da una mirada de desprecio qué puedo notar desde la distancia, algo dentro de mí me dice que las cosas no están bien.
Todas las veces que he intentado a acercarme a ella, su amiga me lo impide o simplemente me evita, es como una tortura verla y no poder hablarle, han pasado dos semanas y siento que ha sido un siglo.
Quiero correr y detener ese coche, pero sé que no debo hacerlo, Kaleb sale, me observa de arriba abajo y se marcha de la casa.
Mi corazón late con fuerza, tengo una sensación extraña en el pecho, como si hubiera perdido algo.
Las semanas siguientes, paso sin saber nada de Anto, pensé que se había ido de vacaciones, pero solo veo a sus padres, está empezando a nevar y no voy a negar que la extraño.
Ni siquiera he podido pedirle perdón, respiro profundamente y camino hasta su casa, decidido a recibir una golpiza por parte del señor Hall, si es necesario, no me importa, lo único que necesito es que me escuche, no tolero más este silencio entre nosotros.