En algún punto de mi niñez comencé a seleccionar lo que deseaba tener en mi vida, tanto en la memoria como en relaciones y cosas materiales. Cuando fui consciente del "todo o nada" fue después de una pelea con mis padres, conservaba el deseo de ser cantante, me aferré a ese deseo hasta que me di cuenta de que no querían apoyarme como yo imaginaba. Dejé a un lado toda la música que hasta ese momento era mi centro de gravedad, busqué una nueva actividad en la cual enfocarme, la literatura y la oratoria. Sin embargo, no fue la única ocasión en la que empleé el "todo o nada", en secundaria lo hice con mis estudios, los profesores no supieron aceptar mi manera de trabajar (tomar apuntes en borrador y luego traspasar lo importante a su correspondiente libreta) por lo que yo tampoco acepté su manera de trabajar y comencé a reprobar, a mis padres no les interesó indagar el problema así que simplemente me regañaban. He de admitir que nunca pensé que se volvería parte de mí...