2. Cazadores Legendarios. El Demonio Mayor

10. Un ataque inesperado

Cruzaron el portal y aparecieron en la central, llevándose la sorpresa de que había un caos inmenso, había gente corriendo y los cazadores iban en grupos y preparados para luchar.

– Oye – le dijo Eric a un cazador que pasaba al lado de ellos, le consiguió parar –. ¿Qué está pasando?

– Nos están atacando – le respondió bruscamente.

– ¿Quiénes? – Preguntó Hikari poniéndose en alerta.

– No lo sabemos, solo sabemos que nos atacan por aire – dijo el cazador nervioso.

– ¿Dónde está Sarah? – Preguntó Eric preocupándose.

– Esta en la puerta principal con un grupo de cazadores – dijo el cazador marchándose de allí en busca de su posición a la que le habían asignado defender.

– Chicos – se giró y miro a sus compañeros –. Llevar a Derex a la enfermería, después ir a la puerta principal y nos ayudáis a defender.

Acabó la frase y Eric salió corriendo hacia la puerta principal a una velocidad que cada vez que pasaba por un pasillo aumentaba. Mientras corría se dio cuenta de que estaba nervioso, ¿por qué? No lo sabía, pero tuvo que pararse para no llevarse a un grupo de cazadores que estaban preparando sus armas. Cuando los rodeó, reanudó la marcha con un pensamiento bastante desconcertante, Sarah. ¿Ese era el motivo del sentirse así? ¿Estaba nervioso por verla? ¿Nervioso por saber si estaba herida? ¿Nervioso por qué estaba sola?

Todos esos pensamientos se borraron de la memoria al llegar a la puerta principal. Allí estaba ella, tan guapa como siempre y en cabeza del grupo de cazadores lista para atacar. Eric se hizo paso entre las personas hasta que se puso al lado de ella.

– ¿Qué nos ataca? – Dijo Eric sacando su espada y poniéndose en alerta.

Sarah se asustó y se giró para ver quien hablaba, era Eric. Al verle, sus nervios de enfrentarse sola contra el enemigo fueron desaparecieron, pero aparecieron otro tipo de nervios, del tipo de que estas al lado del chico que te gusta. Iba a hablar ella cuando uno de los cazadores se le adelantó.

– ¡Allí! – Apuntó el cazador por encima de los árboles.

Eric siguió la mano del cazador y vio como varios animales voladores se acercaban a ellos a toda velocidad.

– ¿Dinosaurios? – Se sorprendió Eric.

Se parecían a los dinosaurios sí, eran de color rojo menos la parte interior de las alas, que eran de un color amarillo oscuro. Tenían dos patas pequeñas al final del cuerpo y encima de la cabeza alargada del monstruo había una cresta que acababa en forma puntiaguda.

– ¡Atentos! – Gritó Sarah poniéndose en formación.

Los cazadores se estremecieron y se pusieron en formación de defensa, esperando a ser atacados por esos monstruos voladores. Pero ese momento nunca llegó, ya que los bichos voladores se quedaron parados en el aire, expectantes a lo que pudiera ocurrir. Todo el nerviosismo que sufrían acabó cuando el bicho volador más cercano a los cazadores abrió la boca y escupió un líquido verde que tenía como trayectoria Sarah.

– ¡Cuidado! – Gritó Eric y automáticamente quitó a Sarah de ahí empujándola.

– Gracias – dijo Sarah de forma tímida mirando a Eric a pocos centímetros de él

Ella desvió su mirada cuando descubrió que había un poco de aquel líquido asqueroso en la sudadera de Eric. Seguidamente, él siguió su mirada hasta la sudadera, descubriendo el líquido y viendo como empezaba a comerse la sudadera y poco después como le llegaba a la piel, quemándola e intentando perforar el hueso.

– ¡Ah! – Gritó de agonía Eric por el dolor que sufría.

Sarah fue rápida y le quitó la sudadera, la tiró al suelo y atendió a Eric, quitándole los restos de aquel líquido.

– Todos dentro, ¡ya! – Gritó Sarah ayudando a Eric a entrar en la central.

Cuando ya estaban en el pasillo, Sarah ordenó a los cazadores alejarse de la puerta por seguridad de todos.

– ¿Ácido? ¿De verdad? – Dijo Eric viendo su brazo, que tenía la piel roja y quemada, llegándose a ver el propio musculo.

– ¿Estás bien? – Le preguntó Sarah mientras le acariciaba la mejilla.

– He estado mejor, pero vamos, que siempre parece que nunca me pierdo la diversión – dijo Eric riéndose levemente.

– Tienes un imán para atraer lo malo ¿eh? – Se rió Sarah y al instante se apartó de él para dirigirse a los cazadores –. Uno de vosotros irá ahora mismo a decir a los demás grupos que nos enfrentamos a animales que escupen ácido. El resto, pensar en un plan para acabar con ellos – ordenó Sarah –. Y conseguidme una venda para Eric.

– ¿No has sido demasiado duro con ellos? – Le habló Eric –. ¿Qué piensen en un plan? Si la mayoría de ellos están en su primera misión… Tienen miedo y no van a pensar en otra cosa que en esconderse y esperar a que pase el ataque.

– Para nada, ya son mayores para tener responsabilidades. Confió plenamente en ellos – dijo Sarah mientras se aceraba a él –. ¿Y Derex? ¿Dónde está? – Se acordó del mago.

– Bien, bueno, no está bien, pero lo estará. Le mande a la enfermería con Stephen e Hikari – le respondió Eric evitando que Sarah notase el dolor que sufría Eric en esos momentos.




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